Infancias robadas, trabajo infantil, lavado de cerebro y distanciamiento de los familiares son algunas de las denuncias que la sobrina del líder de la Cienciología, Jenna Miscavige, escribe en una autobiografía donde narra su infancia en el culto del que escapó a los 21 años.
Dirigida por David Miscavige y con el actor Tom Cruise entre sus miembros más notorios, la Iglesia de la Cienciología considera este libro un “falso” revisionismo de una “apóstata”, dijo su portavoz Karin Pouw esta semana la AFP.
En “Beyond Belief” (Más allá de la fe), publicado en febrero, Jenna Miscavige Hill, ahora de 29 años, cuenta los duros trabajos a los que fueron sometidos en los años 1990 ella y otros niños en El Rancho, un remoto internado en el desierto de California, 150 km al sureste de Los Ángeles.
“La Iglesia es una peligrosa organización cuyas creencias le permiten cometer crímenes contra la humanidad y violar derechos humanos básicos”, afirma la autora, que ve la Cienciología como “un experimento de lavado de cerebro”.
En El Rancho, “un campo de entrenamiento militar con extenuantes rutinas y exhaustivas inspecciones”, los niños podían ver a sus padres sólo unas horas por semana, no recibían una educación formal y realizaban duras labores de construcción, cuenta Miscavige, quien vivió allí de los seis a los 12 años.
Hasta el año 2000, El Rancho fue un internado para los hijos de los miembros del Sea Org -el “clero” de esta iglesia-, quienes trabajan 14 horas por día y siete días a la semana por 45 dólares semanales, coinciden Miscavige y Wright.
Debido a su total dedicación, los miembros del Sea Org deben enviar a sus hijos a centros como éste, donde los niños crecen con poca supervisión adulta, expone “Beyond Belief”.
El periodista de la revista estadounidense The New Yorker Lawrence Wright -ganador de un premio Pulitzer-, publicó en enero “Going Clear”, una alarmante investigación sobre esta iglesia que concuerda con la experiencia de Miscavige.
La doctrina de la Cienciología, según la cual los humanos están habitados por un espíritu inmortal (“thetan”) que “anima” al cuerpo, justifica estos supuestos abusos -dicen ambos autores-, porque los cienciólogos creen que los niños son sólo cuerpos pequeños y por tanto no merecen trato especial.
La portavoz Pouw calificó el libro de Wright de “ridículo”.
Miscavige describe “arduos trabajos físicos que ningún niño debería hacer”, como arrastrar rocas para levantar muros o cavar canales de irrigación a 40 grados.
“Las condiciones en las que trabajábamos habrían sido difíciles para un adulto, y aún así cualquier queja, protesta o cuestionamiento era inmediatamente castigado con una acción disciplinaria”, escribe.
Tom Cruise, John Travolta, Juliette Lewis, el cantante Beck, la actriz de “Cheers” Kirstie Allie y la actriz de “Dharma y Greg” Jenna Elfman son algunas de las decenas de celebridades adeptas a la Iglesia de la Cienciología. Pero las estrellas ignoran el lado oscuro de la sombría organización.
“No había riesgo de que ellos (los artistas) presenciaran el trabajo infantil, ni nada similar que la Iglesia no quisiera exponer”, explica Jenna.
Tanto Miscavige como Wright, así como numerosos excienciólogos, entre ellos el cineasta canadiense Paul Haggis, critican además la política de “desconexión”, o prohibición de hablar con personas que cuestionan la Cienciología.
La Iglesia, protegida por la enmienda constitucional que garantiza la libertad de culto, niega implementar esta práctica.
La portavoz de la Iglesia Karin Pouw señaló, refiriéndose a Jenna con su apellido de casada: “La Iglesia no discutirá asuntos privados sobre la señorita Hill ni ninguno de sus esfuerzos para explotar el nombre del señor Miscavige”.
“La Iglesia no se ha involucrado en ninguna actividad que maltrate (…) o fuerce a los niños a hacer labores manuales. La Iglesia respeta todas las leyes respecto a los niños. Acusaciones de lo contrario son falsas”, agregó.
Sobre “Going Clear”, Pouw señaló: “Es un viejo refrito de los mismos alegatos de una campaña de difamación que tiene ya cuatro años”, en referencia a 2009, cuando Paul Haggis se separó de la Cienciología publicando una demoledora carta que fue reproducida en periódicos en todo el mundo.
Los fieles a la Cienciología, una organización exenta de impuestos fundada en 1953 por el escritor de ciencia ficción Ron Hubbard, pagan decenas -y a veces cientos- de miles de dólares para avanzar en el “Puente a la Iluminación” con el fin de alcanzar éxitos económicos y espirituales.
Condenada en Francia por estafa, esta Iglesia tiene, según Wright, activos líquidos de 1.000 millones de dólares, además de 400 millones en propiedades sólo en Hollywood.
Una encuesta de la Oficina Nacional del Censo de Estados Unidos arrojó que, en 2008, 25.000 estadounidenses se identificaron como cienciólogos, contra los 55.000 que lo hicieron en 2001. La Iglesia afirma tener “millones” de miembros.