Por Juan Alvarado

El conocido cantautor chileno de 67 años, tiene planificado comenzar a retirarse de los escenarios, como una forma de reinventarse hacia otra etapa en su vida, que él reconoce como un ‘giro’ fundamental para los años posteriores.

Convertido en un clásico de la música nacional, Florcita Motuda, posee una vasta trayectoria artística que comenzó cuando tenía 11 años, acompañando a su madre en las presentaciones que ella hacía por Curicó y sus alrededores. En la construcción de Raúl Alarcón más allá del personaje, hay una larga travesía que lo liga con la música y que desde su nacimiento como intérprete en 1977, lo ha mantenido presente en los más diversos escenarios de nuestro país.

No es menor entonces, que Florcita haya tomado la decisión de retirarse de las presentaciones en vivo, aunque no de la música, como deja en claro. Y como era de esperar, su alejamiento no será común y corriente, sino que marcará aquella originalidad que siempre lo ha caracterizado y que lo distingue como un músico patrimonial, único e irrepetible.

Por lo pronto, todo este ‘giro’, como él ha denominado a su distanciamiento escénico, se enmarca en una especie de reinvención que busca concentrar sus energías en diversas otras actividades como talleres de creatividad y su relación estrecha con el Movimiento Humanista.

Todo esto, según él, para avanzar y estar preparado cuando deba afrontar el ‘gran salto’, que es para su corriente de pensamiento, aquello que existe más allá de la muerte como el paso hacía otra etapa de evolución humana. Que según dice, debe afrontar como un desafío místico y de cambio que requiere una orientación e impulso para “no caminar hacia el final, sino que hacia el inicio de otro ciclo”, reflexiona.

FLORCITA EN EL VESTÍBULO

Para Motuda, su retiro de los escenarios no llega a compararse con el de un deportista, dado que la potencia de su trabajo tiene que ver con la construcción de canciones y su profundidad creativa. Y en consecuencia, todo lo que canta, es el resultado de un proceso imaginativo que no logra traducirse sin su vinculación al Movimiento de Humanismo Universalista y a su relación mediática que desarrolla desde el personaje ‘Florcita Motuda’. Para él, no existe una ejecución física que vaya a cambiar por no tocar en vivo, sino que “todo responde a una modificación de avance y no de retroceso interno”, en el nuevo presente que inventa para si.

Así, Florcita asegura encontrarse en el vestíbulo en este pasar, que es su lugar escogido para entrar en consciencia del ‘giro’ que está incorporando a su vida. Una decisión que se encuentra “verbalizando”, como una resolución pensada que no significa retirarse de su vida como músico, pero sí de la actividad de tocar para el público masivamente. “En este punto surge, y le he estado dando vuelta, a la necesidad de hacer una ‘gira de despedida’, y también actividades que me permitan financiar lo que será todo esto”.

Con un bajo costo de vida, el compositor también procesa lo que va a hacer luego de su retiro, para costear el vacío económico por no estar presentándose en distintos lugares con su banda en vivo. Desde ya, piensa realizar distintos trabajos que le permitan cubrir otras necesidades, aparte de sus actividades con el Partido Humanista, que lo llevan a no descartar la posibilidad de postular a un puesto para Diputado, tal como lo hizo en dos ocasiones.

Junto a este acontecer, que lo tiene hablando en diversos medios de su ‘retiro de los escenarios’, uno de sus principales proyectos para el año 2013, es la publicación de un nuevo disco que ya se encuentra grabando y que va a contener canciones que nunca había registrado y otras históricas que van a ser reversionadas.

Este nuevo trabajo discográfico incorporará vientos y el soporte musical de su actual banda ‘La Familia Motuda’, donde participan sus dos hijos, Olivia y Lucas.

LA REINVENCIÓN DE MOTUDA

Aunque es una decisión oficial, para el cantante nada es definitivo. Si hoy dice que se va a retirar de los escenarios, el día de mañana puede estar contando que los va a retomar, porque como comenta, “es la ‘habitualidad’ de estar tocando en los escenarios, la que simplemente va a detener”.

Al mismo tiempo, no descarta que el día de mañana, llegue a presentarse en algunas circunstancias escénicas, pero más como un accidente, o como parte de un nuevo proceso, que como una continuación de lo que viene realizando por tantos años.

“Son interesantes los ‘giros’ intencionados que uno puede hacer, más todavía para un sujeto de 67 años que vive de la forma que yo he vivido, y que ve lo que viene según cómo lo quiere enfocar. No solamente de cara a la vida, sino que frente ‘al gran salto’, que me llevará a lo que sucede más allá de la muerte”, afirma el ‘Mejor Interprete’ del Festival de Viña del Mar, en 1977. Y ganador de la OTI de 1998.

Como un camaleón, el personaje va mutando, entregándose la posibilidad de cambiar sus direcciones las veces que sean necesarias, sin tener un guión definitivo para lo que vendrá.

Sin ir más lejos, hace algunas semanas señaló en un portal de Internet, que “cada uno tiene un desarrollo distinto, pero la etapa que más me gusta de mi vida, es la de ahora, en la que tengo la perspectiva de lo vivido, de lo por vivir y la percepción misteriosa del ‘gran salto’. Es que yo no creo en la muerte, porque la muerte es tramposa, ha estafado a la gente haciéndole creer que ella es el final de todo”.

Si bien es cierto, el artista aún no define los detalles de cómo o con quién realizará su ‘gira de despedida’, sí tiene claro que debe cumplir con esta primera fase de ‘socializar’ su momento a través de las entrevistas, para luego dar paso a cosas más concretas, como la producción de una despedida mediática y oficial, por ejemplo.

Su idea es presentarse en todos los lugares donde alguna vez tocó, y también donde no ha tocado nunca, para finalmente como anhelo intrínseco, despedirse de los escenarios en el Festival de la Canción de Viña del Mar, que es el lugar que lo vio nacer como uno de los músicos relevantes para Chile.

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