Un estudio realizado en Estados Unidos y publicado vincula por primera vez el bisfenol A (BPA), presente especialmente en las latas de conserva, y la obesidad en los niños, lo que podría relanzar el debate sobre esta controvertida sustancia química.

La mayor parte de la población estadounidense presenta rastros de este plástico en la orina, pero esta investigación muestra que los niños que registran los niveles más elevados tienen dos veces más riesgo de ser obesos o de tener sobrepreso que aquéllos que muestran concentraciones más bajas.

“Es la primera vez que se vincula una sustancia química presente en nuestro entorno con la obesidad de los niños en una importante y representativa muestra nacional”, señaló Leonardo Trasande, profesor adjunto de pediatría de la Universidad de Nueva York y principal autor del estudio, que se realizó a 2.800 jóvenes con edades de entre seis y 19 años.

Su trabajo ha sido publicado en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA) en su edición del 19 de septiembre.

La investigación, llevada a cabo de 2003 a 2008, comparó fundamentalmente la tasa de BPA en la orina y el peso de los participantes, que según sus resultados fueron divididos en cuatro grupos.

Alrededor de un 22% de los niños que mostraban la tasa más elevada de BPA en la orina eran obesos frente al 10% de los que mostraban los índices menores.

“Estos resultados muestran una vez más la necesidad de ampliar nuestro enfoque en la lucha contra la epidemia de la obesidad”, en aumento constante desde hace diez años en Estados Unidos, explicó a la AFP.

“Un régimen alimentario poco sano y la falta de ejercicio contribuyen al aumento de la grasa en el cuerpo pero, claramente, no lo es todo”, añadió.

Según él, “el estudio hace pensar que hay que tener en cuenta potenciales causas del entorno, particularmente aquéllas químicas, que podrían ser uno de los factores que más contribuirían con la obesidad”.

–Posibles secuelas permanentes–

El investigador apunta también a estudios sobre animales realizados en laboratorios que mostraron vínculos entre el BPA, sospechoso de ser un alterador hormonal, y la obesidad.

La investigación muestra que sólo los niños blancos tienen un riesgo acumulado de volverse obesos cuando presentan una tasa más elevada de BPA en su orina, sin que exista ninguna explicación, aunque Trasande apunta a la posibilidad “de causas genéticas”.

“Necesitamos realizar un estudio que examine la posibilidad de que el BPA pueda perturbar el equilibrio hormonal en los niños aún más pequeños porque sabemos que esas perturbaciones tempranas en el desarrollo pueden dejar secuelas permanentes”, afirma el investigador.

El científico señaló también que los efectos nefastos del BPA son desde ahora reconocidos por las autoridades. La Agencia reguladora de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (Food and Drug Administration, FDA) prohibió recientemente esta sustancia en la fabricación de biberones, siguiendo medidas tomadas en Canadá, Francia y Dinamarca.

El parlamento francés votó una prohibición total del BPA en todos los recipientes alimentarios a partir de 2014 y 2013 para los productos destinados a niños de menos de tres años.

Pero la FDA rechazó en 2011 prohibir el BPA en las latas de aluminio y otros contenedores alimenticios, anunciando sin embargo otras medidas para disminuir la exposición humana a esta sustancia plástica.

El grupo profesional estadounidense que representaba a los fabricantes de contenedores alimenticios, la American Chemistry Council, rechazó este último estudio afirmando que “decenas de investigaciones en animales de laboratorios expuestos al BPA no habían revelado ninguna relación entre esta sustancia química y su peso”.