Dinamarca perdió el jueves la posibilidad de extender los derechos de caza de ballenas a los pueblos aborígenes de Groenlandia después de este año, ante preocupaciones de que en esa región autónoma danesa exista una caza comercial de cetáceos encubierta.

En un resultado que causó sorpresa en la reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) que se realiza en Panamá, los miembros de la Unión Europea votaron en contra de Dinamarca, después de no llegar a un acuerdo para reducir los límites propuestos de caza de estos mamíferos marinos.

La decisión del organismo internacional que regula el comercio y la caza de ballenas supone que los nativos de Groenlandia no podrán cazar ninguna ballena después de fin de año, cuando termina su cuota.

Los delegados expresaron su preocupación ante la extendida venta de carne de ballena en supermercados de Groenlandia, y consideraron que esto evidencia una caza comercial encubierta y no una pesca de indígenas para su subsistencia, permitida en la moratoria a la caza comercial vigente desde 1986.

Dinamarca había propuesto que los pueblos indígenas de Groenlandia pudieran cazar hasta 1.326 ballenas entre 2013 y 2018, incluyendo 10 ballenas jorobadas al año, un leve aumento con respecto a un acuerdo previo establecido hace dos años tras prolongadas negociaciones.

Tras la votación, los representantes de Dinamarca y Groenlandia expresaron su indignación y sugirieron que evaluaban desafiar la decisión de la CIB.

“Vamos a volver a casa y reflexionar sobre lo que debe hacerse con respecto al futuro”, dijo en la reunión el representante de Dinamarca, Ole Samsing.

“Me parece que algunos países irresponsables acaban de ir más allá de sus responsabilidades. Qué lástima”, dijo.

Un total de 25 naciones apoyaron la propuesta, 34 votaron en contra y tres se abstuvieron. Estados Unidos se separó de otras naciones opuestas a la caza y apoyó la propuesta, citando un estudio científico que señala que la propuesta de pesca de Groenlandia era sostenible.

La CBI aprobó el martes cuotas de caza para los pueblos indígenas de Estados Unidos, Rusia y la nación caribeña de San Vicente y las Granadinas, pero examinó aparte la propuesta de Dinamarca.

“¿Es que los océanos deben ser una especie de museo?”
Los críticos de la caza de ballenas acusaban a Dinamarca de no negociar de buena fe. En una tensa sesión en Panamá, Samsing insistió incluso en que Groenlandia tiene el derecho, en teoría, de matar a las ballenas con bates de béisbol, si así lo decide.

“Durante los últimos cinco años, hemos visto un esfuerzo por parte de Groenlandia de aumentar progresivamente su captura de ballenas e insistir en que esta Comisión sea cómplice”, dijo el delegado de Nueva Zelanda, Gerard van Bohemen.

El representante de India, Ashish Kumar Srivastava, dijo que Dinamarca debería haber explicado por qué necesita más carne de ballena, y aunque dijo respaldar el derecho a la caza de subsistencia, señaló que el objetivo a largo plazo debe ser su progresiva eliminación.

El representante de Mónaco Frederic Briand, un veterano conservacionista, dijo que ver a Groenlandia como una región helada y estéril es incorrecto y recordó que Groenlandia, al igual que Canadá, está involucrada en la polémica caza de focas.

Dinamarca y Groenlandia “podrían haber planteado su solicitud de una manera más sensata, no yendo directamente al choque”, dijo Briand. “Este tema también de la carne de ballena cada vez más disponible para los turistas en grandes cantidades no respalda particularmente su argumentación”, dijo.

Islandia -el único país junto con Noruega que realiza abiertamente la caza comercial en desafío a la moratoria de 1986- dijo que la CBI se había vuelto “muy disfuncional” y criticó a los conservacionistas.

“Realmente no sé adónde nos dirigimos. ¿Es que la gente debe hacer que los océanos sean una especie de museo?”, dijo el delegado de Islandia, Johann Gudmundsson.

Japón mata cientos de ballenas cada año, aprovechándose de un vacío legal en la moratoria de 1986 que permite matar a estos mamíferos marinos con fines científicos y luego destinar su carne al consumo. Siguiendo el ejemplo de Japón, Corea del Sur anunció el miércoles sus planes de iniciar la caza científica, lo que provocó indignación a Australia y Nueva Zelanda, contrarias desde hace años a las expediciones de Japón.

Chris Butler-Stroud, titular de la Sociedad de Conservación de Ballenas y Delfines (WDCS), se dijo confiado de que la decisión de la CBI sobre Groenlandia dé a Corea del Sur “una pausa para la reflexión”. Corea del Sur no especificó cuántas ballenas piensa matar y dijo que no está obligado a solicitar aprobación para su “investigación”. La carne de ballena es popular en la ciudad costera surcoreana de Ulsan.