Naciones Unidas hizo un llamado a la comunidad internacional para obtener ayuda para los damnificados de la tormenta tropical que afectó el pasado fin de semana al sur de Filipinas, dejando más de 1.000 muertos y dañando unas 30.000 viviendas.
El coordinador de la ONU en Filipinas, Soe Nyunt-u, pidió a la comunidad internacional, a las organizaciones humanitarias y a otros donantes recaudar 28,6 millones de dólares en ayuda urgente para las cerca de 500.000 personas afectadas.
“Es como si las ciudades hubiesen sido sacudidas por un tsunami interno. Hay zonas que han sido arrasadas completamente, donde sólo algunos edificios sólidos han resistido pese a haber sufrido importantes destrozos”, dijo Soe en un comunicado de prensa.
Según la ONU, la catástrofe dejó 1.060 muertos y desaparecidos, un recuento similar al ofrecido por el gobierno filipino, que anunció el fallecimiento de 1.010 personas y 51 desaparecidos.