Perú vive una controversia política sobre la influencia que tendrían algunos asesores sobre el presidente Ollanta Humala, entre ellos el argentino Luis Favre, de amplia trayectoria en Brasil.

La presencia de Favre ha dado lugar a críticas en sectores de oposición, que lo acusan de acumular un poder excesivo, y ha generado incomodidad en personajes del oficialismo que no ocultan su malestar por el trabajo que estaría realizando y los ingresos que percibiría por su labor.

El caso saltó a la luz en los últimos días tras un enfrentamiento verbal entre Favre y el sociólogo Carlos Tapia, quien integraba el ala izquierdista del gobierno y se vio obligado a renunciar al cargo de asesor del primer ministro Salomón Lerner el viernes pasado.

Tapia, que fue un político muy cercano a Humala desde la campaña electoral de 2006, acusó a Favre de presionar por su salida, y en una carta pública advirtió que “es muy peligroso que un asesor extranjero tenga tanta influencia en el presidente”.

La disputa llegó hasta la red social Twitter, donde el asesor presidencial sostuvo, aludiendo a Tapia, que “la calumnia y la mentira son lo propio de pusilánimes y traidores”. A su vez Tapia respondió: “¿Por qué y para qué se queda Favre? ¿Es que de pronto descubre que ama al Perú?”.

La vicepresidenta e influyente congresista oficialista Marisol Espinoza estimó que ahora que la prensa aborda el caso de Favre “habría que pedir una investigación” porque “es un tema de transparencia que tiene que aclararse”. “Estoy segura de que el gobierno explicará cuál es su función”, indicó.

Ante los cuestionamientos, el premier Lerner comentó este martes que Favre “es un asesor de la presidencia y está haciendo un trabajo de marketing político, como lo ha venido haciendo en la campaña electoral”.

“He averiguado en las últimas horas que sigue siendo un asesor contratado por Gana Perú (partido en el gobierno), no tengo conocimiento del sueldo, asesora directamente al presidente, no es funcionario del Estado”, añadió.

Favre, de 62 años y cuyo verdadero nombre es Felipe Belisario Wermus, fue asesor de imagen de Humala en la campaña electoral que lo llevó a la presidencia este año.

Llegó a Perú por una recomendación del Partido de los Trabajadores del ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva cuando Humala se acercó a éste con el fin de liberarse de la imagen de “chavista” que tenía por su cercanía al presidente venezolano Hugo Chávez en 2006.

Favre, que también posee la nacionalidad brasileña, fue uno de los artífices de la campaña que llevó a Lula a la victoria. En Sao Paulo se casó con la alcaldesa de esa ciudad, Martha Suplicy, de quien años después se alejó.

Investigaciones de la prensa limeña señalan que fue un dirigente izquierdista que militó en el partido trotskysta Política Obrera de su país natal, de donde emigró hacia Francia en los años 70 por la persecución de la dictadura argentina, lo que lo obligó a cambiar de nombre. Tras una larga permanencia en Francia, recaló en Brasil.

La izquierda peruana tiene un mal recuerdo de él, según reveló el congresista Javier Diez Canseco.

“Favre llegó a Lima desde Brasil en los 80 enviado por la Cuarta Internacional trotskysta especialmente para dividir a la izquierda peruana, que se perfilaba como una fuerza importante”, señaló Diez Canseco. “El tuvo un rol muy importante en esa fractura”, recordó.

Tapia y Diez Canseco coinciden en que la labor de Favre actualmente sería la de tratar de eliminar del gobierno a los personajes vinculados a la izquierda y también favorecer a empresas brasileñas en Perú.