El ex presidente estadounidense Jimmy Carter se reunió con opositores cubanos este miércoles en el cierre de una visita de tres días a Cuba, destinada a mejorar las tensas relaciones entre La Habana y Washington.

Carter, quien el martes se entrevistó con el presidente Raúl Castro, se encontró a primera hora con más de una veintena de disidentes, entre ellos 10 ex presos políticos, líderes de las Damas de Blanco y blogueros como Yoani Sánchez, en un hotel del casco histórico de La Habana.

Tras la cita, el disidente Elizardo Sánchez dijo que Carter “estaba a la expectativa” de visitar antes de dejar Cuba al contratista norteamericano Alan Gross, cuya reciente condena a 15 años de cárcel acusado de entregar equipo de comunicación satelital a la oposición, es el nuevo foco de conflicto bilateral.

“Como él tiene la experiencia de que logró (en 2010) la excarcelación de un norteamericano en Corea del Norte, a lo mejor lo logra aquí, pero el gobierno cubano es más duro”, dijo Sánchez, presidente de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos.

La visita de Carter creó expectativas de una gestión por la “liberación humanitaria” del contratista -a pedido de Washington y la familia-, pero el ex presidente dijo el martes que aunque habló del caso con funcionarios no estaba en Cuba para “sacarlo del país”.

Estados Unidos reconoce a Gross como empleado de una empresa subcontratada por la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) del Departamento de Estado, pero afirma que sólo entregaba celulares y equipos a grupos judíos, cuyos líderes negaron ese hecho.

Carter, quien se reunió el lunes con líderes de la comunidad judía, insistió en que su misión en Cuba, no gubernamental, es ayudar a mejorar la relación entre ambos países, sin nexos diplomáticos desde hace 50 años.

Raúl Castro reiteró el martes a Carter la “disposición” del gobierno comunista a dialogar con Washington de “cualquier tema”, pero en “términos de igualdad sin condicionamientos y con absoluto respeto” a la soberanía cubana, una propuesta que ha lanzado anteriormente.

El caso de Gross acabó con un tímido acercamiento que se inició al asumir el poder Barack Obama, cuyo gobierno afirma que no habrá avances en las relaciones con Cuba mientras Gross esté preso y La Habana continúe sin apertura democrática.

Los disidentes, acusados por Cuba de ser “mercenarios” de Washington, expusieron a Carter su visión de la realidad. Yoani Sánchez, férrea crítica del gobierno desde su blog “Generación Y”, dijo haberle hablado de la necesidad de libertad de expresión y de internet para los cubanos.

“Carter puede entender el sufrimiento del pueblo cubano. Desearía que nos ayudara, él, su pueblo y su gobierno a alcanzar los derechos humanos y el tránsito hacia la libertad”, comentó el ex preso político Oscar Biscet, tras la reunión.

El ex presidente estadounidense de 86 años, Premio Nobel de la Paz 2002, también se reunió con el cardenal Jaime Ortega, cuya gestión ante Raúl Castro logró la liberación de un centenar de presos, entre ellos los 10 que acudieron este miércoles al encuentro.

En su primera visita a Cuba, en 2002, su anfitrión fue el líder comunista Fidel Castro, de 84 años y retirado del gobierno desde que enfermó en 2006, y aún no se descarta que lo reciba como cierre de la visita.

Carter visitó Cuba en vísperas del 50 aniversario de la derrota de la invasión anticastrista de Bahía de Cochinos, financiada por la CIA, y del Congreso del Partido Comunista (PCC), que debe refrendar reformas de apertura económica con que Raúl Castro busca evitar el derrumbe del modelo socialista cubano.

Jimmy Carter, quien durante su gobierno su gobierno (1977-1981) buscó normalizar las relaciones y se abrieron oficinas de intereses en ambos países, dará una conferencia de prensa antes de partir.