Las potencias occidentales, lejos de considerar a Mohamed ElBaradei como un hombre providencial para Egipto, se muestran escépticas frente al premio Nobel de la Paz, por considerarlo demasiado desconectado de la realidad de su país, según los expertos.

Mohamed ElBaradei “es un personaje respetado, pero también un hombre muy solo que no tiene partido”, señaló Denis Bauchard, un ex diplomático especialista en Medio Oriente en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).

“Lo que le falta es un apoyo popular, un respaldo tanto del ejército como de la burguesía del régimen”, subrayó un diplomático occidental que solicitó el anonimato.

El hombre que se presenta como adalid de la revuelta contra el presidente Hosni Mubarak no vive en Egipto, de donde partió hace unos 30 años, sino la mayor parte del tiempo en Viena.

En la capital austríaca se encuentra la sede de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), que dirigió durante 12 años, hasta noviembre de 2009. Gracias a su trabajo en la jefatura de esta agencia fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2005.

“ElBaradei me parece alguien creíble (…) pero hay que saber si podrá cambiar las cosas o si será tan solo una marioneta”, sostuvo Thomas Hasel, un especialista en el norte de Africa de la Universidad Libre de Berlín.

Por ahora, Mohamed ElBaradei se impuso como el portavoz de una oposición muy fragmentada, encargado por ella de negociar con el gobierno, pero no como su líder, señalan los expertos interrogados por la AFP.

Se acercó a los Hermanos Musulmanes, la principal fuerza de la oposición, proscrita pero tolerada en los hechos.

Aunque no es un islamista, esta connivencia preocupa a los occidentales.

“Está claro que la alternativa catastrófica sería la llegada al poder de los Hermanos Musulmanes en Egipto”, confió un diplomático europeo en Bruselas.

El martes, en una entrevista otorgada al diario británico The Independent, este ex diplomático de 68 años sostuvo que su objetivo no era ser jefe del Estado para reemplazar a Hosni Mubarak, de 82 años, en el poder desde hace tres décadas.

Sin embargo, no excluyó la posibilidad de ocupar ese cargo temporalmente, antes de la realización de elecciones libres.

Lo importante es que “sea aceptable para Estados Unidos”, subrayó la especialista en Medio Oriente de Exclusive Analysis de Londres, Zaineb Al Assam.

Para las autoridades estadounidenses, “es una de las voces a escuchar”, declaró el 31 de enero el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley.

“Tenemos amplios contactos en Egipto. Estos incluyen simultáneamente a algunos en el gobierno y numerosos actores no gubernamentales, incluyendo a miembros de la oposición”, agregó.

El domingo, Mohamed ElBaradei acusó a Estados Unidos de jugar un doble juego, sugiriendo que por un lado hacía un llamado a la democracia en Egipto, mientras continuaba apoyando a Hosni Mubarak.

Como jefe de la AIEA, ElBaradei hizo frente a la política norteamericana, primero respecto a Irak y luego frente a Irán.