La nutricionista del Centro de Tratamiento de la Obesidad de la Universidad Católica, Ana Palacio, expresó que uno de los factores que produce un aumento del gasto energético es el frío, pero este incremento no es significativo, por lo tanto no se justifica comer porciones abundante de comida porque esto puede traer como consecuencia subir entre 6 y 12 kilos.
Por otra parte, muchas personas durante la época invernal dejan de hacer ejercicios, disminuyendo el gasto energético, de modo que comer mucho en nada contribuye a mantener el físico con grasa de más.
Palacio dijo que se recomienda mantener una dieta equilibrada y mantener un hábito de actividad física acorde al consumo calórico.
“En la necesidad de mantener nuestro cuerpo caliente, nos vemos obligados a comer; pero no necesariamente estamos comiendo por hambre; es más bien un hambre climático, emocional. Los días nublados nos dan ganas de comer porque no podemos salir; es un hambre condicionado, a la lluvia y las sopaipillas”, expresó la especialista.
Agregó que “basta con cambiar el tipo de preparaciones para poder proporcionarle calor a nuestro cuerpo. Por ejemplo, en invierno, en lugar de comer las ensaladas como entradas, es preferible partir con un consomé; o en lugar de acompañar la carne con lechuga, la puedo acompañar con un guiso de vegetales. El secreto no está tanto en comer más, sino en comer platos que sean calientes. De esta manera, no lamentaremos haber ganado unos cuantos kilos durante el invierno”.
Dijo que los acompañamientos ideales y reducidos en calorías son los vegetales cocidos en forma de tortillas, guisos, budines, soufflé y sopas.
“Lo ideal es seleccionar para la cazuela carnes con menor contenido en grasa, retirarle la piel al pollo”, expresó, advirtiendo que el choclo, arroz, fideos y papas se encuentran dentro de un mismo grupo de alimentos que tienen un aporte significativo en calorías, por lo tanto disminuir el agregado de estos alimentos.