Un grupo de humildes familias de La Araucanía llegó al frontis de la Intendencia Regional para denunciar que en las cercanías de sus viviendas existen graves focos de contaminación, como basurales y plantas de tratamientos de aguas servidas, calificando el hecho como racismo ambiental. Ante los reclamos, la intendenta Nora Barrientos junto con darles la espalda, ignoró sus demandas.

Manuel Curilem, vocero de la coordinadora de comunidades y familias en conflictos socioambientales de La Araucanía, dijo que una cantidad aproximada de 50 comunidades mapuches vive junto a la basura que no genera y que proviene de las ciudades y, otras tantas, se encuentran afectadas por la instalación de plantas de tratamiento de aguas servidas en su territorio, las peores plantas del país, aseguró el vocero.

La Coordinación de comunidades y familias en conflictos socioambientales de la región de La Araucanía, llegó hasta el edificio de la Intendencia Regional para manifestar su descontento por el incumplimiento del Estado y sus autoridades a las recomendaciones realizadas por organismos internacionales de derechos humanos, en particular el comité para la eliminación de la discriminación racial de la ONU y el relator sobre derechos indígenas, James Anaya.

Estos basurales, depósitos de residuos sólidos domiciliarios y plantas químicas de tratamiento de aguas servidas, fueron emplazadas en medio de comunidades o aledañas a ellas, sin que haya mediado el derecho a ser informados o consultados sus habitantes, pese a que estos recintos fueron emplazados en pleno régimen democrático.