Rusia y Estados Unidos están cerca de alcanzar un nuevo acuerdo sobre desarme nuclear, aseguró este viernes el ministerio ruso de Relaciones Exteriores, pero todo parece apuntar a que no se cerrará antes de la expiración del precedente, este sábado.
“Los intensos esfuerzos para la preparación de la firma de un completo acuerdo bilateral jurídicamente vinculante sobre mayores reducciones y limitaciones de las armas estratégicas están llegando a término”, afirmó el ministerio ruso de Relaciones Exteriores en un comunicado.
Sin embargo, las delegaciones rusa y estadounidense, que negocian en Ginebra desde hace más de seis meses, no lograrán cerrar un acuerdo sucesor del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START por sus siglas en inglés), antes del 5 de diciembre, fecha de su expiración, según una fuente de ese ministerio citada por las agencias rusas.
“La octava ronda de consultas ruso-estadounidenses sobre el START se prolongará después del 5 de diciembre”, afirmó esta fuente, que no excluyó que las negociaciones “duren todavía varios días”.
El próximo lunes, la subsecretaria de Estado norteamericana Ellen Tauscher debe encontrarse en Moscú con el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Riabkov, para una “reunión de trabajo sobre el control de los armamentos y la seguridad internacional”, según la misma fuente.
Los presidentes ruso y estadounidense, Dimitri Medvedev y Barack Obama, habían encargado a sus respectivas delegaciones que encontrasen un nuevo acuerdo antes del sábado, pero las negociaciones resultaron más difíciles de lo previsto.
El portavoz de la diplomacia estadounidense, Ian Kelly, dio a entender el lunes que sería difícil conseguir un compromiso antes de la fecha límite.
Estados Unidos “espera un proyecto de acuerdo a fines de diciembre”, explicó Kelly. En la espera, buscan una solución con Rusia para continuar asegurando lo esencial de los controles y verificaciones entre la expiración de START 1 y la entrada en vigencia de un nuevo tratado.
Las dos partes mostraron su optimismo desde la cumbre Medvedev-Obama de julio en Moscú, en la que dos objetivos fueron fijados: reducir el número de cabezas nucleares en un número entre 1.500 y 1.675 (contra 2.200 al máximo según los términos del tratado START) y entre 500 y 1.100 el número de vectores nucleares (misiles intercontinentales, submarinos y bombarderos estratégicos).
La firma de un nuevo acuerdo de desarme debe simbolizar la reactivación de las relaciones entre Moscú y Washington, que se había notablemente deteriorado en los últimos meses de la presidencia de George W. Bush.
Según el analista ruso Pavel Felgenhauer, especializado en las cuestiones de defensa, “Moscú piensa que Obama trata de firmar un acuerdo antes de recibir el Premio Nobel de la Paz el 10 de diciembre y espera concesiones”.
Globalmente, “es Rusia quien tiene más quejas, debido a sus mayores temores”, explicó otro experto ruso, Alexandre Konovalov, presidente del Instituto de Evaluaciones Estratégicas.
“Está atrasada con respecto a Estados Unidos en materia de tecnología y de cantidad. El potencial estratégico estadounidense es más variado y complicado”, destacó el analista independiente.
Por ejemplo, Estados Unidos propone “mantener e incluso aumentar el control de los misiles balísticos intercontinentales rusos, tales como Topol”, una medida a la que Moscú se opone dado que Washington no tiene misiles balísticos intercontinentales móviles tierra-tierra, escribió recientemente el diario ruso Komersant, citando a una fuente cercana a las negociaciones.