Los números no son favorables para las aspiraciones del título del Mundial para los equipos que no son cabezas de serie, por lo mismo, la tarea parece titánica para la escuadra nacional, la que deberá luchar por conseguir una misión que sólo 2 equipos han logrado, ganar sin estar entre los favoritos.

Imagen: FIFA.com

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Argentina en México-1986 y Alemania en Suiza-1954 son las 2 únicas selecciones que lograron el título en un Mundial de fútbol sin haber sido colocadas por la FIFA como cabezas de serie en el sorteo.

En el Mundial mexicano, la selección albiceleste, lideraba por Diego Maradona, se impuso en la final por 3-2 a Alemania, que sí era cabeza de serie.

Los otros cinco favoritos de los seis grupos de una competición de 24 equipos en 1986 fueron Italia y Polonia, eliminados en octavos, México y Brasil, que cayeron en cuartos, y Francia, derrotada en semifinales.

El otro equipo que rompió los pronósticos de la FIFA en la historia de los mundiales fue Alemania Occidental en Suiza-1954, que derrotó en la final a Hungría, la gran favorita, que sí era cabeza de serie.

Los otros siete cabezas de serie de aquel Mundial helvético fueron Uruguay y Austria (semifinalistas), Inglaterra y Brasil (cuartofinalistas), Italia, Francia y Turquía, eliminados en la primera fase.

Además de estos dos ganadores, sólo otros dos equipos llegaron a la final de un Mundial sin ser considerados cabezas de serie: Holanda en Alemania-1974 y Checoslovaquia en Chile-1962, que perdieron respectivamente el título ante Alemania Federal y Brasil.

En el resto de los Mundiales, se impuso la lógica y los dos primeros clasificados habían sido designados favoritos por la FIFA, sin tener en cuenta Suecia-1958 y México-1970, en que no hubo cabezas de serie.

De este modo se siguió la lógica con Uruguay y Argentina, primero y segundo en 1930, Italia y Checoslovaquia en 1934, Italia y Hungría en 1938, Uruguay y Brasil en 1950, Inglaterra y Alemania Federal en 1966, Argentina y Holanda en 1978, Italia y Alemania Federal en 1982, Alemania Federal y Argentina en 1990, Brasil e Italia en 1994, Francia y Brasil en 1998, Brasil y Alemania en 2002 e Italia y Alemania en 2006.

Las estadísticas son lapidarias, sin embargo, la Roja ya ha destrozado la historia en las Clasificatorias, ahora, por qué no hacerlo en el Mundial de Sudáfrica.