La producción de biocombustibles a escala industrial agrava los problemas sociales y medioambientales en los países pobres, en particular en América Latina, advierte la ONG británica Christian Aid en un informe publicado este lunes.
“Se están utilizando grandes sumas de dinero de los contribuyentes europeos y estadounidenses para sostener industrias que agravan el hambre, los abusos graves de derechos humanos y la destrucción del medioambiente, y no cumplen los beneficios anunciados”, afirmó Eliot Whittington, autor del estudio “Growing Pains” (Sufrimientos Crecientes).
El informe cita concretamente los escasos derechos laborales de los trabajadores, como en algunas plantaciones en Brasil -primer exportador y segundo productor mundial de biocombustibles-, los desplazamientos forzados de campesinos en países como Colombia y el incremento de los precios de los alimentos, especialmente en América Central.
Además, la ONG destaca que algunos combustibles, en lugar de luchar contra el cambio climático, resultan en más emisiones de gases de efecto invernadero que las energías fósiles, debido a la deforestación provocada por la necesidad de ganar tierras cultivables.
Según Christian Aid, el problema no está en los biocombustibles, sino en las políticas que privilegian su producción a gran escala para abastecer las crecientes demandas de los países industriales para el transporte.
“Los políticos deben reconsiderar urgentemente sus puntos de vista sobre los biocombustibles, para asegurarse que sólo los cultivos y combustibles que logren sus objetivos sociales y medioambientales reciban apoyo gubernamental”, declaró Eliot Whittington.
Christian Aid recomienda “cultivarlos a pequeña escala y procesarlos localmente para proveer energía a la gente de los alrededores”, lo que según ella puede incrementar los ingresos y aumentar la fertilidad del suelo sin comprometer la seguridad alimentaria.
(AFP).