Las altas tasas de crecimiento registradas por los países de América Latina en los últimos años les proporcionaron sustento para atravesar una crisis de la que podría salir antes que otros, gracias a la recuperación del apetito de los gigantes asiáticos por sus materias primas.

“La serie de dificultades que hemos enfrentado este año como consecuencia de la crisis mundial empiezan a quedar atrás (…) creo que ya es posible afirmar que hay ‘brotes verdes’ de recuperación,”, sostuvo el miércoles la presidenta Michelle Bachelet.

La idea de que cuando Estados Unidos estornuda, Latinoamérica se resfría, “podría ser diferente hoy”, aseguraba en su informe sobre perspectivas para 2009 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), citando la existencia de cuentas corrientes superavitarias, unas políticas fiscales creíbles y una mejor opinión sobre la deuda soberana.

El presidente de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), el brasileño Ricardo Marino, había pronosticado días atrás en Madrid que “Latinoamérica como región será una de las primeras regiones del mundo en participar de ese ciclo de recuperación”, impulsada por la recuperación de la demanda china e india de materias primas.

Brasil fue una de las economías de la región menos afectadas por la crisis.

El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva multiplicó las medidas de estímulo, desde una contención de la depreciación del real y la inyección de dólares en el mercado, pasando por facilidades de crédito a las exportaciones y reducción de impuestos a bienes de consumo, a un aumento de las inversiones en infraestructura e importantes contrataciones en el sector estatal.

Desde que -alentado por señales de recuperación- volvió el optimismo a los mercados mundiales, la bolsa brasileña retornó a sus niveles de inicios de setiembre pasado, al igual que el real, que ha ganado 27% en el año.

En México, probablemente el país más afectado por la recesión en Estados Unidos por la imbricación de sus economías, el gobierno anunció un programa contracíclico de 18.900 millones de dólares, que “no se pudo llevar a cabo por el escaso margen de maniobra de las finanzas públicas”, dijo a la AFP Miguel Gaytan, director de análisis de la consultora Bursamétrica.

La única política que ha resultado efectiva es la disminución de la tasa de referencia, a 4,50%, añadió Gaytan. “La reducción de la tasa permite estimular el consumo”, explicó.

El caso chileno

Chile, cuyas finanzas públicas estaban en mejor posición que las mexicanas, anunció a principios de año un paquete anticrisis por 4.000 millones de dólares, provenientes de los casi 22.000 millones de dólares que el país logró ahorrar cuando el precio del cobre batía récords.

La minería del cobre, motor de la economía chilena, ya salió del túnel. El precio del metal subió 72% en lo que va del año, sostenido por una “vigorosa” demanda de China (+19%), el principal comprador mundial y señales de recuperación en países desarrollados, según un reciente reporte de la Comisión Chilena del Cobre.

Venezuela enfrentó la crisis beneficiada con el incremento del precio de su petróleo, fuente del 90% de sus divisas, que pasó de un promedio de 37,84 dólares por barril en enero a 59,40 dólares en julio.

Colombia destinó mayores recursos a obras públicas e igualmente se puso en marcha un programa de cobertura de tasas. También el gobierno asegura que la política monetaria puesta en marcha en los últimos 7 años resultó fundamental como política anticíclica.

En Argentina, uno de los pilares del plan anticrisis lanzado por el gobierno con el objetivo de mantener el consumo interno y el nivel de empleo fue el plan de inversiones en obras públicas.

La Cámara Argentina de la Construcción (CAC) señaló a la AFP que ello “confirma que el camino anunciado es el correcto. Aquí, como en todo el mundo, la construcción no es parte del problema sino parte de la solución”.

La economía regional había crecido 4,2% en 2008; 5,8% en 2007 y 2006; 4,9% en 2005 y 6,1% en 2004, según datos de la CEPAL.

(AFP).