Una Constitución para Chile

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Archivo | Agencia UNO

Ignacio Achurra (CS): "Sería una tremenda irresponsabilidad no prestarle atención a las encuestas"

Domingo 03 julio de 2022 | 06:00
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El convencional de Convergencia Social, Ignacio Achurra, reflexiona respecto al incierto escenario político a pocas semanas del plebiscito de salida. Reconoce que existieron errores durante el proceso constituyente, pero sostiene que los resultados de las últimas encuestas se pueden revertir. "Revelan cierta disconformidad con el proceso, más que con la propuesta de texto constitucional", indicó.

Este lunes 4 de julio se disuelve la Convención. Ese día, el organismo entregará el borrador de la nueva Carta Fundamental al Presidente Gabriel Boric, quien tendrá que convocar a plebiscito. Los resultados de las últimas encuestas no dan tregua para el Apruebo, lo que genera preocupación para quienes están por esa opción.

A pocos días de que inicie la campaña, el convencional de Convergencia Social, Ignacio Achurra, cree que las tendencias se van a revertir. “Tenemos la posibilidad de explicar y debatir los contenidos reales de esta Constitución, no las interpretaciones malintencionadas o parciales. Con eso, tengo la confianza de que ganará el Apruebo”, sostiene el director teatral y docente.

Eso sí, reconoce que el resultado no está ganado. “Sería de una tremenda irresponsabilidad no prestarle atención a las encuestas y a los datos respecto de cómo la gente está observando el proceso y la propuesta de nueva Constitución”, agrega.

El constituyente del Distrito 14 cree que no van a prosperar las propuestas que buscan habilitar una “tercera vía”, y manifiesta que ésta “es una construcción fantasiosa realizada por la campaña del Rechazo”.

¿Cómo evalúa el proceso constituyente desde el 4 de julio de 2021 hasta ahora?

La Convención Constitucional da cuenta de los momentos de cambio que vive el país. De algún modo ha contenido en su interior parte de las tensiones, las esperanzas y las propuestas que están hoy en disputa respecto al camino que debe ir recorriendo el país. Ha sido un proceso con errores, sin duda, y también con muchos aciertos. El primer acierto significativo es que la Convenció cumplió el mandato, que era escribir una Constitución en tiempo y forma. Se propone al país un texto de nueva Constitución que da cuenta de las demandas sociales que se arrastran desde hace décadas. Ha sido complejo, pero también es el primer proceso constituyente de la era de las redes sociales. El nivel de exposición y transparencia que ha tenido el proceso, ha hecho que sea una experiencia única y particular. Cada acción ha tenido una repercusión en la esfera pública que probablemente antes no hubiese existido. Yo me quedo con que ha sido un proceso democrático y participativo, con errores y grandes aciertos.

Los sectores independientes tuvieron un rol relevante en el proceso. Hace unos días se escuchó un cántico en el hemiciclo: “el pueblo unido, avanza sin partidos”. ¿Cómo ha sido esa convivencia?

Ha sido una virtud del proceso tener una representación de mundos sociales que no habían estado en la toma de decisiones políticas. Dicho eso, yo creo que la democracia necesita partidos políticos. Toda la experiencia comparada nos dice que profundizar la democracia es tener partidos más democráticos, más abiertos y transparentes, más permeables a movimientos sociales, pero en ningún caso desaparecer o ser desplazados por estructuras inorgánicas. La calidad de la democracia pasa por el fortalecimiento de los partidos políticos y creo que esta ha sido una experiencia inédita, pero que desde mi punto de vista, no debiera marcar una norma respecto a cómo debieran organizarse los espacios políticos de representación.

¿Esa organización quedó en evidencia en la Convención?

La virtud de los partidos políticos es que son espacios de debates que permiten ir construyendo perspectivas de mundo colectivas. La posibilidad de construir un norte político es clave para la gestión de la política. Yo diría que sí, efectivamente hemos visto cómo los sectores independientes se han rearticulado. Me imagino que es en la búsqueda de algo que tenemos los partidos políticos, que son los lineamientos estratégicos, tienen una historia común que hace que con todas las diferencias, un colectivo de personas tenga una propuesta de proyecto país.

Los resultados de las encuestas arrojan que el Rechazo se impone sobre la opción Apruebo. ¿Están preocupados?

Sería de una tremenda irresponsabilidad no prestarle atención a las encuestas y a los datos respecto de cómo la gente está observando el proceso y la propuesta de nueva Constitución. Más allá de cuánto valore o no la metodología de una encuesta, son datos que hay que observar, y en mi caso, con preocupación. Dicho eso, creo que lo que reflejan las encuestas dice más con una cierta disconformidad con el proceso, que necesariamente con la propuesta de texto constitucional. Hay que ser transparentes, porque la campaña del rechazo partió hace mucho tiempo, desde incluso antes que se instalara la Convención. No lograron que el proceso fallara, pero sí lograron ensuciarlo. Por cierto, muchos otros errores no forzados, en su mayoría individuales, como el caso Rojas Vade, generan que la gente se distancie. Me parece legítimo y atendible, pero el 4 de septiembre no se votará por el proceso, sino que por la propuesta de una Constitución, que desde mi punto de vista ofrece un mejor camino para el país. La otra opción es decidir quedarse con la Constitución de 1980 que ya conocemos, con su marco de acción político posible.

Ahora, tenemos la posibilidad de explicar y debatir los contenidos reales de esta Constitución, no las interpretaciones malintencionadas o parciales, sino los contenidos reales. Con eso, tengo la confianza de que ganará el Apruebo.

Hace poco el Presidente Gabriel Boric llamó a no confundir en equiparar la aprobación del Gobierno con la del Plebiscito. ¿Qué le parece?

Es inevitable una cierta asociación del Gobierno y del Presidente con el proceso, porque él fue una figura clave en permitir que éste existiera. Dicho eso, el Ejecutivo y el trabajo constituyente tienen objetivos absolutamente distintos. El Gobierno tiene que administrar el Estado, tiene un mandato de cuatro años (…) Nosotros hemos estado redactando un proyecto constitucional para el mediano y largo plazo. Hay que marcar esa diferencia: el programa de Gobierno y el marco constitucional, que contiene derechos sociales garantizados, con mayor participación democrática, con un sistema político mucho más ágil en la tramitación de leyes, con un proyecto que descentraliza el poder.

¿El Gobierno no debería abrir la puerta a una tercera vía?

No creo que la haya. Acá hay dos opciones muy claras, una propuesta de nueva Constitución que por cierto puede abrir un proceso de discusión y debate político que pueda llevar a tener ajustes. La segunda opción es quedarnos con la Constitución vigente. No tendría ninguna razón para pensar que quienes durante décadas se han opuesto a los cambios sustantivos en Chile, y que han usado las herramientas de la constitución vigente, como el Tribunal Constitucional para bloquear temas de sentido común, hoy estén disponibles a lo que han llamado una “tercera vía”.

La pregunta es cuál sería esa tercera vía. ¿Otro proceso? ¿Una comisión de expertos designada? ¿Un congreso? que por cierto, la ciudadanía dijo claramente que no quería que redactara la nueva Constitución (…). Lo de la tercera vía es una construcción fantasiosa que está haciendo la campaña del Rechazo, pero no creo que en la práctica exista.

¿Cómo se revierte la tendencia que vemos en las encuestas?

En primer lugar, con información de calidad. La sociedad, el Gobierno, los constituyentes, pero sobre todo la sociedad civil, tienen el deber de dar un debate informado sobre los contenidos de la nueva Constitución.

Llamaría a quienes están en una campaña de desinformación que le hace daño a la democracia, a que demos un debate informado. Es clave también que la ciudadanía reconozca que esta propuesta no nos pertenece a los constituyentes, no es una obra nuestra. Es el resultado de décadas de movilización social, de debate público en el país, que son recogidos en esta propuesta y por eso es tan importante que la gente conozca su contenido. Tengo la convicción de que se mejora la calidad de vida de las personas, se propone un mejor camino para el país y en la medida que sus contenidos entren al debate público, sin miradas artificiales y parciales, la tendencia se va a revertir.

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