En distintas zonas de nuestro país, la llegada del Año Nuevo se celebra con fuegos artificiales, lo que trae consigo una serie de ruidos estruendosos que afectan las mascotas y animales en general.

En este sentido, no es extraño encontrar -tras las celebraciones- avisos de perros y gatos perdidos o mascotas atropelladas, resultados de una huida o provocados por su intento por escapar del fuerte ruido al que no están acostumbrados.

Archivo | Agencia UNO
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Al respecto, el etólogo especialista en comportamiento animal y jefe de carrera de Medicina Veterinaria de la UST Viña del Mar, Gonzalo Chávez, entregó algunos tips para enfrentar de mejor manera esta situación.

“Lo primero es determinar si el animal sufre efectivamente de una fobia a ruidos fuertes o solo siente miedo en el momento del estallido de los fuegos artificiales”, explicó el experto.

“La diferencia es que si nos enfrentamos a una fobia, el animal entra en estado de pánico, respondiendo de manera exagerada frente al estímulo, siendo incapaz de adaptarse a dicho contexto”, continuó.

Contexto | Max Pixel
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Por ello, debemos comprender que tardará mucho tiempo en recobrar la calma, haciendo todo lo posible por evitar el estímulo, e incluso puede llegar a poner en riesgo su vida, atravesando ventanales o saltando instintivamente desde balcones para huir”, detalló.

Con esto, el especialista recomienda guiarse por el comportamiento presentado por las mascotas en las fiestas pasadas. Sobre esta base, si existe temor, es muy normal que al verlos asustados los dueños reaccionen protegiéndolos e intentando que se les pase el susto.

Sin embargo, si el animal demuestra su temor escondiéndose, gimiendo o poniéndose agresivo, generalmente los dueños o sus familias intentan darle señales y palabras de calma, las que causan mayor temor.

Contexto | Leonardo Rubilar | Agencia UNO
Contexto | Leonardo Rubilar | Agencia UNO

La explicación se basa en el sistema de aprendizaje utilizado frente al animal, ya que al manifestar su temor, obtiene una recompensa, por lo que seguirá repitiendo y agudizando esta conducta.

“Considerando todo lo anterior, lo óptimo es trabajar con la mascota, ofreciéndole una ‘zona segura’, que puede ser una habitación, la cocina u otro lugar donde esté habituada a sentirse segura y plena, lo que se consigue llevando al animal a un sitio de libre acceso, donde se juegue con él, se le haga cariño (…), detalló el jefe de carrera, quien además no recomendó el uso de sedantes para calmar esta sensación.

“En lo personal, y a pesar de ser una práctica bastante común en perros y gatos, no comparto el uso de sedantes”, planteó, argumentando que “lo más fácil es comprar un sedante en clínicas veterinarias o farmacias para evitar que el animal reaccione a los estímulos que les generan fobias. Sin embargo, en lo personal no recomiendo su uso, porque la sensación de miedo y pánico se mantiene”.