Será el Séptimo Tribunal de Juicio Oral de Santiago el que esta semana determinará si Mireya Sepúlveda e Iván Bravo son culpables de abusos sexuales, almacenamiento y producción de pornografía infantil en contra de su hija menor.

Los hechos quedaron al descubierto en 2013, cuando la Policía de Investigaciones encontró 18 imágenes de pornografía infantil de la hija de la pareja que sólo tenía seis años al momento de los hechos.

El hallazgo se produjo en el computador de la familia que denunció que su hijo de 20 años, Bastián Bravo había desaparecido, el cual fue encontrado muerto en 2014.

El juicio oral termina este lunes y el Ministerio Público ha sostenido que las cuestionadas imágenes de la pequeña fueron tomadas por su madre Mireya Sepúlveda, contra quien presentaron un peritaje del Servicio Médico Legal que daba cuenta de una fijación con los genitales de la menor y que presentaba características relacionadas a la pedofilia.

Además, la fiscal Centro Norte, Paola Trissotti, confirmó que dos testimonios entregaban indicios que los abusos sexuales también se habría repetido por la madre con Bastián Bravo.

La perseguidora confía en que la prueba rendida acredita los delitos en este caso.

Hoy el abogado de los acusados el ex Defensor Nacional, Alex Caroca, terminará la descarga de pruebas. Entre la evidencia presentada llamó a estrado al padre, Iván Bravo, quien explicó que la madre de la niña tuvo contacto físico con sus hijos pero en un contexto de juegos.

La defensa cuestiona la validez de la prueba, ya que asegura que no se respetó la cadena de custodia ni existió una orden judicial apara levantar el computador con las fotografías de la niña.

De ser condenados Mireya Sepúlveda arriesga hasta 11 años de cárcel estimadas por la Fiscalía Centro Norte, mientras que el acusado se expone a 6 años de presidio.