Durante la jornada del jueves, 66 refugiados sirios hicieron su arribo a Chile tras 26 horas de vuelo. Entre ellos llegó Saeed Antakli, un musulmán de 30 años que llegó a suelo nacional con su esposa, sus dos hijos y su cuñada.

Antakli es nativo de Alepo, la que -en su momento- fue la segunda ciudad más importante de Siria y cercana al borde con Turquía por lo cual, cuando estalló la guerra, fue seriamente afectada debido a su posición estratégica, consignó La Tercera.

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En su ciudad natal, lugar donde conoció a su esposa, que es cristiana y trabajaba como estilista, Antakli se desempeñaba como sastre. Ambos llevaban “una vida normal”.

No obstante, el conflicto armado dividió la urbe entre el régimen de Bashar al-Ásad, que tomó el oeste, y la oposición armada, que tomó posesión tanto del sur y del este.

Así fue como Antakli y su familia huyeron al Líbano en 2012, país donde los sirios son seriamente mirados en menos.

“Cuando llegamos a Líbano queríamos arrendar una casa, pero no podíamos, eran muy caras, la vida allá era muy cara y no teníamos dinero. Los sueldos eran muy bajos, especialmente para los refugiados”, detalló Antakli, quien entregó sus declaraciones al medio a través de un traductor.

“Me pedían mil dólares al mes para que mi hijo pudiera estudiar. Los sirios éramos considerados como ciudadanos de menor nivel en Líbano”, añadió.

Fue en este país donde comenzó a desempeñarse como tatuador, oficio que practica hasta ahora.

“Agradecemos esta llegada al pueblo chileno, agradecemos este recibimiento y esperamos que nosotros también respondamos a esta acogida que estamos recibiendo del pueblo y el gobierno chileno. Estamos muy felices de estar acá, muy agradecidos de este recibimiento”, relató a su nombre el traductor.

Los beneficiados vivirán en la comuna de Macul, Santiago, y en Villa Alemana, región de Valparaíso.

Villa Alemana fue escogida debido a la tranquilidad y Macul por la conexión con el transporte público y la oferta laboral industrial.

La medida es parte de un programa del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), organizada por la Vicaría Pastoral Social Cáritas y financiada por el Gobierno de Chile.