El 2016 fue el año más bello pero también el más aterrador en la vida de Javiera Suárez, pues mientras esperaba la llegada de Pedrito Milagros, su primer hijo, la comunicadora también combatía el melanoma (en estado IV) que afectaba su cuerpo.

A pesar del cáncer y de todo lo que ha tenido que vivir, ella jamás ha perdido la esperanza ni la sonrisa. Valientemente se sometió a un tratamiento de inmunoterapia, que la dejó pesando 45 kilos y la hizo perder su cabello. “Tiempo después supe que me habían dado sólo tres meses de vida. Pero aquí estoy”, señaló en una sincera entrevista con la revista Cosas, donde también reveló que los médicos le han dicho que el tratamiento está funcionando.

“Lo que pasa es que estos tratamientos son muy nuevos. Hace cinco años no habría habido solución. La gente me pregunta por datos y resultados concretos, pero no los hay. Las personas que han logrado curarse no llevan más de cinco años, entonces no existen estadísticas. Pero hay alternativas. La ciencia avanza muy rápido”, dijo.

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Su embarazo no fue nada fácil, pues se enfrentó a una hepatitis que la tuvo en la clínica durante varios días, y que además no la dejaba recibir tratamiento. El cáncer avanzó y comenzó a tener fuertes dolores en las piernas. “Durante el embarazo, pensábamos que el dolor era causado por el ligamento, ya que mis piernas estaban demasiado flacas; sin embargo, luego del parto me hicieron un PET y se dieron cuenta de que el melanoma había agarrado el fémur y que estaba a punto de quebrarse. Tuvieron que operarme y ponerme una prótesis y, además, hacerme radioterapia”, relató.

La llegada de Pedrito tampoco estuvo ajena de problemas. Cuando tenía siete meses y medio, fue a ver a su kinesiólogo y aprovechó de adelantar la visita a su ginecólogo. “Vio que tenía un poco de contracciones y me dijo que me iba a dejar internada y yo me puse a llorar. Estaba cansada y no sabes cómo va a ser ese desenlace. Al menos, pensaba, eran varias semanas para que llegáramos a una fecha menos adelantada. Después, vieron que se me había roto la bolsa, pero por arriba, y ahí mi doctor me dijo ‘vamos a tener guagua, pero ¡ahora!’”, recordó.

15 minutos después ya había nacido el bebé de ojos grandes y azules, a quien besó y luego no pudo ver hasta el día siguiente. “Pedrito nació en una clínica y yo me tuve que ir a otra para empezar urgente con mi tratamiento, que ya lo tenía interrumpido hace meses y el cáncer había avanzado”, reveló y aseguró que tomaron la decisión de atenderse en diferentes instituciones para “separar lo bueno de algo malo”.

“Pedimos permiso para ir a verlo, nos subimos al auto, yo llena de mangueras y todo, y lo vi. Después, no lo volví a ver durante una semana. Luego lo podía ver todos los días, siempre pude tocarlo, aunque estuviera en incubadora y unos días antes de Navidad me lo pude llevar a la casa. Llegó con una manguerita conectada a su nariz, pero le duró poco tiempo”, relató.

Hoy el bebé tiene cinco meses, y Javiera asegura que es un verdadero milagro. “Pero de verdad. Es la primera guagua en el mundo que nace con las drogas que me pusieron a mí en la inmunoterapia y además siendo tan pequeño, solo tenía 7 semanas. Lo otro es que haya nacido sano. Los melanomas atacan las placentas, entonces, los niños, si nacen, lo hacen llenos de metástasis. Incluso se está preparando un paper científico con su caso”, agregó.

Un futuro con esperanza

La lucha de Javiera no ha terminado, pero está confiada en que todo seguirá bien. Además está preparando un sitio web para ayudar a otras para que tengan una vida saludable. “Ahora en abril voy a lanzar mi página web ‘Liveat’ donde precisamente hablo sobre los alimentos saludables y, como me gusta cocinar, doy recetas que de verdad son ricas. También cuento mis experiencias, comparto lo que he vivido enferma y también lo que como. Por ejemplo, cúrcuma todos los días, omega 3 y otras cosas más. Y como soy matea y me quiero sanar, sigo todo al pie de la letra. Incluso, para conseguir esa cúrcuma tuve que viajar a Perú. El objetivo es entregar consejos para alimentar tu vida”, cuenta.

Durante todo el proceso la periodista se ha aferrado a la religión, la cual le ha dado fuerzas. “Estoy confiada en que Dios me está escuchando hace rato. Esto no es que Dios me ha mandado el cáncer. La vida es así nomás, de altos y bajos”, señaló. “Soy una agradecida de la vida, incluso del cáncer que me ha regalado muchas cosas buenas y ha sacado la mejor versión de mí. Todo lo que ha rodeado esta enfermedad ha sido para mejor”, finalizó.

Lo mejor de mis mañanas!!

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