La fiesta de graduación suele ser un evento importante para muchos adolescentes. Ésta no sólo significa el término de un ciclo, sino que además es una oportunidad para lucir de etiqueta y con los más bellos accesorios y maquillaje.

Es por ello que Malexa Maeweather le pidió a su madre, Dee Lewis, que le financiara un costoso vestido hecho a su medida por una conocida diseñadora estadounidense. La mujer aceptó sin saber el tremendo dolor de cabeza que esta situación le traería a ambas.

La adolescente neoyorquina contactó a Kia Wagner, diseñadora de vestuario, para crear el vestido de sus sueños. Según cuenta Dee al portal de entretención Yahoo, gastó $100 (66 mil pesos chilenos) para comprar la tela y pagarle la primera parte a la diseñadora.

Durante un par de semanas, la adolescente se reunió con Kia, para tomar medidas y supervisar el avance del vestido, y pagó la segunda parte del trabajo de la diseñadora, $200 (133 mil pesos chilenos), con una gran expectativa respecto al resultado. Sin embargo, cuando llegó el vestido a sus manos, Malexa y su madre quedaron totalmente decepcionadas.

“Mi hija estaba devastada llorando al ver este vestido”, dijo Lewis al portal. Es por lo mismo que la mujer optó por compartir varias fotos de la prenda por Facebook, en donde se aprecia el extraño diseño compuesto por plumas, transparencias y recortes.

“¿Es en serio?”, escribió la mujer y solicitó su dinero de vuelta, en la publicación que se viralizó rápidamente, siendo compartida más de 4 mil veces y reuniendo miles de comentarios y reacciones.

El ridículo de las redes sociales

La publicación de Dee Lewis llegó rápidamente a los ojos de la diseñadora, quien vio como su carrera se caía a pedazos a medidas que se expandían las fotografías de su creación. “Esta experiencia ha arruinado mi reputación como profesional”, expresa la mujer al portal.

Según ella, la historia es muy distinta a cómo la exponen sus clientas. “Malexa se puso en contacto conmigo 15 días antes de su baile de graduación y me dijo que quería ‘algo diferente"”, expresó la ‘artista’ de 27 años. “Ella eligió la tela y se reunió conmigo en cuatro ocasiones diferentes, así que sabía como iba a quedar”, subraya.

Kia relató que le propuso a la joven añadir plumas al vestido y ella le dijo “eso suena lindo”. También cuenta que se reunieron en cuatro ocasiones. “Durante las reuniones, le tomé las medidas a Malexa, quien aceptó el depósito y vio cómo diseñaba el vestido en su presencia”, expresa.

“Yo le seguía preguntando cosas como ‘¿te gusta esto?’ y ‘¿tu madre te permitirá usarlo en el baile?’ y ella me respondía ‘no me importa. Mi mamá no es quien lo usará"”, recalca. Además asegura que, hasta el día anterior de entregárselo, a la adolescente le gustaba como iba quedando. “Después de eso, de repente no le gustó el vestido”, relata.

Incluso Wagner dice que ella se ofreció para arreglar el vestido o hacer uno nuevo desde cero, trabajando toda la noche si era necesario. “Malexa me respondió que vendría más tarde y nunca más supe de ella… hasta que vi la publicación en Facebook de su madre”, cuenta.

De la costura al tribunal

Al parecer, la madre de Malexa es una mujer de ‘armas a tomar’. La mujer considera que las palabras de la diseñadora “sólo son excusas” porque el resultado del vestido es objetivamente horrible.

Es por ello que Dee Lewis pide el reembolso de sus 100 dólares que gastó al inicio de la confección del traje, situación que llevó a instancias legales y que se resolverá el próximo 28 de junio en un juicio televisado por El Tribunal Popular. Además del dinero, la mujer centra su demanda en “el enorme sufrimiento” que les propinó a ambas. Por su parte, la diseñadora expresa que “ellas arruinaron su nombre como diseñadora”.

Sin embargo, en caso de perder el caso, la diseñadora asegura que aprovechará el escándalo mediático para poner el vestido en eBay: “Se ha puesto tanta atención que espero venderlo”.

Por su parte, Malexa no se dejó vencer por la frustración de la prenda, y adquirió un bello y ajustado vestido negro que se robó los aplausos y elogios en redes sociales.