Los catalanes acudieron masivamente a votar el jueves para decidir si dan oxígeno a un movimiento separatista cercado por la justicia desde la fallida proclamación de independencia de fines de octubre, que sumió a España en su peor crisis política en 40 años.

Más de 5 millones de catalanes estaban llamados a votar en estos comicios celebrados en una jornada laborable, algo del todo inusual en España. Pese a ello, la participación era más alta que en 2015, cuando ésta ya batió récords.

Los colegios electorales cerraron a las 20:00 horas de España (16:00 de Chile) y se estima que en torno al 70% de las personas habilitadas a sufragar, participaron de estas elecciones.

Los primeros resultados oficiales significativos podrían llegar después de las 22:00 hora local (18:00 de Chile),

Con uno de sus principales líderes en prisión, Oriol Junqueras, y el otro, el presidente cesado Carles Puigdemont, en Bélgica, los independentistas buscan revalidar la mayoría absoluta parlamentaria de hace dos años, que esgrimieron para impulsar unilateralmente la ruptura, aunque no consiguieron la mitad de los votos.

Los resultados se prevén muy ajustados, símbolo del reparto casi a partes iguales entre partidarios y detractores de la secesión en esta región mediterránea de 7,5 millones de habitantes y con una quinta parte de la riqueza española.

El hartazgo y la frustración domina la sociedad catalana, por motivos opuestos.

Muchos votantes tenían muy presente lo ocurrido durante el referéndum de independencia del 1 de octubre prohibido por la justicia española, como en el liceo Ramón Llull de Barcelona, uno de los que vivió fuertes cargas policiales.

“El recuerdo de ese día está más vivo que nunca, todavía siento la impotencia y la rabia”, dijo a la AFP Xavier Roset, un pintor de 57 años.

“Para mí solo hay dos salidas: o Europa interviene, o esto del pacifismo se puede acabar porque la gente empieza a estar muy frustrada”.