Al menos nueve migrantes murieron, diez desaparecieron y más de un millar pudieron ser salvados este sábado ante las costas libias, durante una serie de dramáticos rescates, informaron fuentes de los servicios de socorro.

Entre los diez desaparecidos hay cuatro niños, explicaron esas fuentes oficiales y de organizaciones no gubernamentales.

Más de 8.000 migrantes fueron socorridos esta semana frente a las costas de Libia y el sábado el barco noruego “Siem Pilot” seguía intentando auxiliar a lanchas neumáticas a la deriva sobrecargadas de personas oriundas de África.

El sábado, más de un millar de migrantes fueron rescatados en operaciones a menudo difíciles, según un balance provisional de los guardacostas italianos.

Antes del amanecer, al menos una decena de personas, incluidos cuatro niños, desparecieron cuando numerosos migrantes cayeron de una lancha medio hundida.

Durante el día, se hallaron nueve cuerpos sin vida en otra lancha, sin que se conocieran las causas de los decesos, aunque se barajan las posibilidades de muerte por ahogamiento, asfixia, quemaduras, hipotermia, deshidratación o agotamiento.

Por otro lado, el ataque de una lancha de migrantes por parte de un navío de guardacostas libios ocurrido el sábado plantea, en forma dramática, interrogantes sobre la estrategia europea de colaborar con las autoridades marítimas libias.

La tripulación del “Siem Pilot”, un barco que patrulla en la zona por encargo de la agencia europea Frontex, pasó la noche rescatando a casi un millar de migrantes, la mayoría, agotados y nerviosos, que habían sido rescatados el viernes por un petrolero.

El mismo petrolero tuvo que acoger, a veces en condiciones dramáticas, a otros cientos de migrantes que llegaron el sábado a la zona a bordo de más embarcaciones improvisadas.

“Nunca vi una operación de socorro así”, declaró el comandante policial Pal Erik Teigen, responsable del operativo, a un equipo de la AFP embarcado en el “Siem Pilot”.

La calma del mar durante toda la semana favoreció la partida de los migrantes desde las costas libias, por lo cual los socorristas consideran que se batirá el récord de llegadas para un mes de octubre con unas 20.000 personas rescatadas.

La situación es cada vez más difícil para Italia que, tras el cierre de las fronteras de los países del norte, debe acoger en su territorio a la gran mayoría de los migrantes.

El viernes, reunidos en Roma, los ministros del Interior del “G6” llegaron a la conclusión que la repatriación de los clandestinos y de los que no obtuvieron el asilo es “un elemento fundamental” de la política europea en materia de flujos migratorios.

La lucha contra los traficantes libios constituye el otro eje, pero la operación naval Sophia lanzada contra ellos en 2015 no ha dado resultados satisfactorios.

La Unión Europea prevé ahora formar y equipar a los guardacostas libios para apoyar ese esfuerzo.

El comienzo de la formación está previsto para fines de octubre luego de controlar que los 80 candidatos, que más tarde serán formadores, sean leales al gobierno de unión y no estén implicados en casos de corrupción.

“En Libia es muy difícil saber quién hace qué”, comento Ruben Neuegebauer, portavoz de la ONG alemana Sea-Watch.

“Nunca se sabe en que manos terminará el material”, agregó.

En la noche del viernes, socorristas de Sea-Watch que distribuían chalecos salvavidas a unos 150 pasajeros de una lancha neumática vieron como guardacostas libios apaleaban a los migrantes.

La violencia de los guardacostas que querían recuperar el motor provocó un movimiento de pánico haciendo caer al agua a la mayoría de los migrantes. Sólo 120 pudieron ser rescatados.

Las ONG dicen por otra parte que bloquear a los migrantes en Libia los expone a situaciones dramáticos

Los médicos señalan cada vez más el estado de debilidad y las huellas de castigos y torturas en las personas rescatadas.

“En Libia estuve detenido durante tres meses”, contó en la mañana del sábado un guineano de 33 años a voluntarios del barco “Aquaruis” de las ONG SOS Mediterráneo y Médicos Sin Fronteras.