Habilidades en actuación, canto y baile se les exigió a los 28 miembros del elenco de la producción chilena de este clásico entre los musicales estadounidenses.

Y, al productor Enrique Inda, que el montaje fuera según la coreografía de Michael Bennett, garantía que otorgaba Baayork Leem, directora de la versión chilena.

Leem integró el grupo original que estrenó el 25 de julio de 1975, en el Shubert Theatre de Broadway, donde estuvo 15 años en cartelera, tres meses después de su debut en el Public Theater del Off-Broadway, el 15 de abril.

Los nueve Premios Tony y el Pulitzer en el género drama (1976) que obtuvo la obra y las innumerables producciones en todo el mundo hablan del impacto de este montaje que cuenta con la dramaturgia de James Kirkwood Jr. y Nicholas Dante, y las canciones de Marvin Hamlisch y Edward Kleban.

Atractivo talento

A Chorus Line muestra el largo proceso de audición y selección de cuatro hombres y cuatro mujeres para integrar el coro que acompaña el trabajo de las estrellas solistas de un musical.

Una propuesta que, con la metodología usada por el coreógrafo de la ficción, saca de la trastienda biográfica de cada postulante unos pocos, pero fundamentales datos, que construyen un panorama humano revelador de las frustraciones y sueños de la sociedad estadounidense.

La obra chilena cuenta con un elenco homogéneo y versátil, encabezado por Felipe Ríos (interpreta a Zack, el coreógrafo) y la española María Nadal, primera figura de la compañía de Antonio Gades, en el rol de Cassie, bailarina en decadencia, trabada en tensa relación con Zach, su ex pareja.

Todos los postulantes representan estereotipos humanos y sociales, definidos con uno o dos trazos que, sin embargo, sintetizan lo que es cada uno y su principal motivación.

Gota a gota, la obra va destilando ensayos, canto solista, a dúo, trío o grupales, cambios de vestuario, empapando al espectador con el giro de los relatos personales que hacen de esta audición una emotiva radiografía social.

Montaje teatral A Chorus Line
Leopoldo Pulgar Ibarra

Por escena desfilan un matrimonio, un par de homosexuales, un estriptisero, varios heterosexuales, bailarines de origen latino, judío, ítalo-americano, china-americana, portorriqueños…

También hay espacio para la mujer dulce, a los abandonados por sus padres, el “winner”, la mujer de edad más avanzada, la que se siente fea, excepto cuando baila, el bailarín negro (moreno), la que le cuesta cantar, la que se puso implantes para “triunfar”

Perfiles diversos, atractivos y complementarios que nutren un concepto de libreto de hace 31 años que se preocupa de presentarlos de manera pausada y respetuosa.

Todos los postulantes necesitan trabajar y saben que en la línea secundaria deben olvidarse de sí mismos y funcionar al unísono.

Gran exigencia técnica que el elenco mantiene de principio a fin, exhibiendo destreza, esfuerzo y talento artístico, igual que la gran orquesta en vivo que los acompaña, dirigida por Juan Edwards.

Chile tiene muy poca tradición en musicales, por lo que más se valora la entrega y el excelente resultado de esta experiencia.

Teatro Oriente. Avda. Pedro de Valdivia 099. Fono 2 2232 4185. Miércoles a sábado, 20.00; domingo, 18.00 horas. Entradas: $ 16.500 a $ 49.500.