En medio de un mar de globos rojos que brillan en la oscuridad de la sala, el público será testigo del relato autobiográfico que protagoniza Georgia del Campo.

Participará de una valiosa e innovadora presentación de danza, cercana a lo performático teatral y sentido ritual, con la bailarina ejecutando un trabajo plástico con su cuerpo en cuatro espacios, coincidentes con las zonas que eligió para armar su mapa personal y contar su historia: piel, músculos, huesos, útero.

Del Campo dedica entre 10 y 12 minutos a cada distinta escena, pero con el cuerpo como elemento común, que en su desarrollo se tiñe de una cierta fría sensualidad e intensidad, y también de ironía, en ciertos momentos.

La creación, en la que Georgia del Campo se autodirige, tiene un fuerte componente feminista: qué es ser mujer y cómo ha sido la experiencia de ella como mujer que se construye y reconstruye en la vida, siempre sujeta al influjo de los juicios y prejuicios, son dos preguntas que revolotean en esta obra.

Junto con el deseo de conectarse con el “femenino particular y presente en los espectadores”, que caminarán hacia donde continúe la acción.

Estaciones del camino

1. Piel. Jaula de paredes plásticas, papel y escritura. Con esto se encuentra el espectador al ingresar a una sala sin butacas. Una banda sonora reproduce un rugido y acompaña a la bailarina que se mueve en “cuatro patas” al interior de la jaula, asumiendo actitudes algo agresivas o de descanso. La monotonía se rompe cuando juega con grandes pliegos de papel (algo escribe, previamente) con los que cubre su cuerpo… Después los rompe

en muchos pedazos. Escribe en la pared frontal -“Hacerse: convertirse en algo distinto a lo que era”- que romperá para salir de la jaula e ir hacia otro rincón (cambio de vestuario).

2. Músculos. Tensión dinámica, fisiculturismo… Gestos corporales clichés. La musculosa. Rutinas. Se percibe humor y burla. La banda sonora difunde un pulso electrónico pegajoso (cambio de vestuario).

3. Huesos. Centro de la sala, tercera estación. La historia de su hermanito al que defiende de un vecino peleador y que subraya la fragilidad de una mujer que, pese a todo, no rehúye el desafío. Relato se hace saltando sobre una globo gigante… (cambio de vestuario)

4. Útero. Último espacio escénico: un triángulo verde invertido. Rojo el vestuario y las manzanas que se desparraman o intenta atraparlas, un mar de desafíos y el cuerpo luchando… La genealogía familiar desde la bisabuela y la tragedias personales… y su pequeña hija que, tal vez, no quiera tener una hija en su descendencia..

En un sentido general, el relato propone al cuerpo humano

-femenino, en este caso- como protagonista y auténtico enlace entre la naturaleza y la historia, también de la memoria, un mapa donde alojan y se desarrollan todos los sentimientos.

Centro GAM. Alameda 227. Martes 17 y Miércoles 18 de Enero / 21.00 horas. Entrada $ 4.000.