Antes de Kendall Jenner, antes de Claudia Schiffer e incluso antes que Twiggy existió Audrey Munson, conocida a principios del siglo XX como “la modelo perfecta“. Audrey era una joven hermosa con un cuerpo envidiable para la época que capturó la visión de pintores, escultores y fotógrafos que hacían fila para trabajar con ella.

Su figura sigue adornando hasta el día de hoy las calles de Nuevas York, ciudad a la que llegó junto a su madre tras el divorcio de sus padres, todo un escándalo por aquellos días. Cuando tenía 15 años conoció al fotógrafo Ralph Draper mientras caminaba por Broadway, el hombre quedó encantado con la dualidad de la joven que a pesar de verse fuerte, también lucía femenina; y a pesar de ser blanca como un fantasma, también tenía un tono rosáceo que la hacía dulce.

Draper presentó a Munson con su amigo escultor Isidore Konti, quien la convenció para posar para él, y desde entonces no se detuvo. Hoy varios sitios emblemáticos de Nueva York cuentan con esculturas de ellas, pero nadie sabe quién fue la modelo de aquella pieza o la triste historia que oculta.

El techo del edificio municipal de Centre Street, la Biblioteca Pública de Nueva York e incluso Central Park cuenta con figuras de ellas.

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Muchos de sus trabajos requerían desnudos, a lo que tanto ella como su madre accedieron sin mayores problemas, lo que no fue bien visto por la sociedad de entonces. En 1913 el diario The Sun escribió de Manson: “Si el nombre de Miss Manhattan pertenece a alguien en particular, es a esta jovencinta”.

Gracias al reconocimiento que consiguió como modelo, el cine puso sus ojos en la joven de entonces 25 años. En 1915 aceptó su primer rol en la cinta Inspiration, para la cual realizó el primero desnudo para una cinta que no fuera pornográfica. El filme que fue un éxito de taquilla, puso en una encrucijada a los censores, pues prohibir la distribución de la película, también implicaba que se debería prohibir el arte.

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El mundo glorioso de la modelo comenzó a caer cuando en 1919 se vio envuelta en la investigación de un asesinato. Según consigna el diario británico Daily Mail, el Dr. Walter Wilkins, propietario de la casa que ella habitaba en Nueva York junto a su madre, se había obsesionado con Audrey, por lo que planeó el asesinato a su esposa para poder casarse con la artista.

Para el largo juicio las autoridades requirieron la declaración de Munson y su madre, quienes se encontraban en Toronto Canadá. Cuando pudieron dar su testimonio lograron demostrar que no se encontraban en la ciudad a la hora de la muerte de la mujer, lo que permitió quedaran en libertad y sin cargos en su contra.

Wilkins no tuvo la misma suerte, fue declarado culpable y condenado a la silla eléctrica, sin embargo, antes del día de su ejecución se ahorcó en su celda.

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Ese evento cambió por completo la vida de la modelo. La prensa cubrió cada detalle de la noticia y su reputación se fue al suelo provocando que ya no recibiera ofertas de trabajo ni en el cine ni en el modelaje.

Sin empleo ni dinero, se trasladó a vivir a un pequeño pueblo en Nueva York llamado México, mientras que su madre se vio obligada a vender platería de puerta en puerta para poder solventar sus gastos. “El caso Wilkins arruinó mi carrera”, dijo más tarde. “De amor y admiración, el público pasó a odiarme“, agregó.

En 1922 regresó a la actuación con el nombre de Baronesa Audrey Meri Munson-Monson, pero eso no fue suficiente para ella e intento quitarse la vida tomando bicloruro de mercurio. Pero todo volvería a caer cuando tres años más tarde fue acusada de quemar un granero.

Los vecino de la ex modelo comenzaron a notar el deterioro en la salud mental de la mujer que ya no preocupaba de sí misma y tenía comportamientos erráticos. Fue en 1931 cuando su madre tomó la decisión de internarla en el hospital de salud mental St. Lawrence, y aunque intentó sacarla después, el lugar prohibió su salida por el estado de Audrey.

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En 1950 falleció la madre de Audrey, quien se quedó sin ningún visitante o pariente, pues su padre se alejó de ella cuando era apenas una niña. Tras 65 años bajo el cuidado del establecimiento de salud mental, finalmente la modelo murió en 1996 a los 104 años de edad.

Central Park, NY

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Morningside Heights

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