Probablemente sean varias las personas las que se han visto tentadas por comenzar una nueva rutina de ejercicios con el objeto de lucir un nuevo y trabajado cuerpo.

Aunque no todos están dispuestos a hacer el sacrificio, hay quienes, a pesar de tener una vida sedentaria y alejada de los gimnasios, se han motivado y comienzan a practicar un nuevo ejercicio para ver los resultados.

Este es el caso de Jane Brendlinger, una joven madre que vive en Brooklyn, amante del yoga y vegetariana por opción personal, quién señaló que generalmente tenía “discusiones” con su estómago, zona del cuerpo de la que sentía bastante inseguridad.

En una columna compartida el viernes en el sitio norteamericano Bustle, Brendlinger señaló: “Hace dos semanas, comencé a realizar el infame ´8 minutos de abdominales´, que se hizo popular a principios de los años 90. Tal vez el afán vino por un deseo subyacente de tener un six pack que muchas veces soñé tener”.

“O tal vez tenía mucho tiempo, pero tenía una curiosidad genuina por ver si es que esa tal reliquia antigua de video podría revigorizar mis abdominales atrofiados”, agregó.

Comienzo de la prueba

De esta manera, Jane comenzó la prueba, haciendo 8 minutos de abdominales diariamente, por dos semanas. Aseguró que no hizo cambios en su dieta ni ejercicios extra “para controlar las variables”.

“No tenía muchas expectativas”, comentó con total honestidad. “Dos semanas no es mucho tiempo, pero en total agregué 112 de trabajos abdominales, 112 minutos más de los que realizaría en circunstancias normales”, indicó.

Brendlinger reconoce que sus expectativas eran bajas, pero sus esperanzas eran altas.

Día 1

Jane Brendlinger

Jane Brendlinger

Al comienzo, Jane asevera que le encantó el video, tal vez por la noventera música de Casio. “Recordé que los ejercicios con abdominales implican necesariamente dolor”, comentó.

A pesar de que Jaime, uno de los instructores, asegura que los ejercicios “no dolerán”, lo cierto es que Jane indica no estar de acuerdo.

“Logré completar los 8 minutos, con un sentimiento de logro”, aseveró la novata deportista, quién decidió documentar, a través de fotografías, su cuerpo para ver los cambios.

Día 5

Jane Brendlinger

Jane Brendlinger

En este punto, Jane asegura que el instructor del video está comenzando a molestarle, aún cuando Jaime comenta que los “ejercicios son seguros, efectivos y divertidos… y funcionan”.

Junto con concluir que su dormitorio es un desastre, agrega que el pantalón de pijama que le sacó a su hermano es la ropa que mejor le queda.

“Me siento bastante positiva”,
sostiene.

Día 9

Jane Brendlinger

Jane Brendlinger

En este punto Jane comienza a aburrirse de los ejercicios, los que se le hacen sumamente monótonos.

“Pero debo llegar al final de esto”, comenta.

Añade que se ha tentado en comenzar otro tipo de rutina para dar un poco de variedad a su rutina.

“Se siente como si Jaime me estuviera haciendo el amor, en la posición del misionero, cada día por 8 minutos, pero me mantengo fiel”, asegura Jane.

Día 14

Jane Brendlinger

Jane Brendlinger

Finalmente Jane logra terminar con el programa, exclamando: “¡No Jaime, no te veré en 24 horas!”. No sólo eso, sino que además levanta su puño al aire, en señal de victoria.

“No hay forma, ni manera, o quizás por un millón de dólares, de que me hagan volver a hacer un abdominal otra vez”, advierte Jane, aunque agrega: “Mi vientre luce delicioso”.

Conclusiones

Jane sostiene que comenzó la prueba con la esperanza de unirse con los músculos de su cuerpo. “Supongo que eso funcionó”, indicó.

Eso sí, advierte que de de alguna manera, “quizás no muy sorpresiva, Jaime me ´desactivó´ de los ejercicios de abdominales o de otras formas de acostarme en el piso mientras exprimo mi abdomen en diferentes direcciones (al menos por un buen tiempo)”.


“Porque por muy interesante que pueda ser agregar un nuevo tipo de movimiento a una rutina de ejercicios, cualquier cosa así de aburrida y repetitiva se convierte en algo desalentador e insostenible para mí”,
aseveró.

En un aspecto más positivo, Jane comentó que tomar una fotografía de su estómago de manera diaria transformó lo que podría ser un acto de vanidad en un acto de amor por ella misma.

“A lo largo de mi vida, espero que mi estómago pueda cambiar de forma, se expanda, se contraiga, o tal vez un bebé pueda jugar a las casitas”, añadió.

“Si tengo suerte, seré vieja, arrugada y bastante floja. Y quiero amar a mi estómago, cada parte de mí. Estoy cansada de las críticas del exterior en contra de los standars inalcanzables y -según mi opinión- indeseables”, reflexionó.