Según la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional -más conocida como Casen- , Magallanes es la región más feliz de Chile, donde más del 75% de habitantes que se declaran completa o altamente satisfechos con sus vidas.

Pero, ¿cómo lo hacen para sentirse así si deben soportar temperaturas bajo cero en el invierno y están muy alejados del resto del país? Algunos expertos creen que la clave está en que las fuentes de ingreso allá son mucho más estables que en el resto de nuestra angosta y larga franja de tierra, pero lo cierto es que hay un espíritu positivo que va mucho más allá.

En mi breve y primer recorrido por Magallanes, debo decir que la gente de esa zona es un ejemplo a seguir. Viniendo de una ciudad donde el estrés, los tacos y la contaminación abunda -no, no vivo en Santiago, vivo en Concepción- es fácil apreciar la plenitud en otros lugares. No digo que los penquistas no seamos felices, pero nos dejamos contagiar a menudo por la presión del día a día y vivimos apurados creyendo que el tiempo y el fracaso nos acecha, cuando muchas veces no es ni remotamente así.

Aunque quiero mucho a mi intercomuna de más de 1 millón de habitantes, siento que nos falta un poco de brisa magallánica para alcanzar esa felicidad que tanto anhelamos.

Por eso, y ya que estoy acostumbrada a hacer listados, me permití enumerar 5 cosas que todos deberíamos aprender de nuestra gente del fin del mundo :)

1. El valor de la amabilidad

“Por favor” y “gracias” son palabras de poder decía Barney y eso lo saben los magallánicos. La amabilidad es una característica de la gente de la zona, ellos no sólo son muy educados, sino que también tratan de hacer tu estadía lo más amena posible.

Aquí de verdad quieren “al amigo cuando es forastero”, la gente te trata tan bien que te dan ganas de volver o incluso de quedarte a vivir ahí. Es habitual que la gente te busque conversación de la nada, se muestre interesado por tu lugar de origen y te sugiera donde ir o incluso se ofrezca a ayudarte a llegar ahí.

¿Qué podemos sacar al limpio de esto? Si estás buscando que la gente regrese a tu negocio, empresa o casa, o quieres que tu jefe o personal a cargo considere tus planteamientos, simplemente sé amable, hazlo sentir acogido.

Punta Arenas | Denisse Charpentier (BBCL)

Punta Arenas | Denisse Charpentier (BBCL)

2. Vivir sin estrés

Si vienes de una ciudad ajetreada donde todo anda a mil por hora, tal vez pueda estresarte la calma de los patagónicos. Ellos no se estresan por nada, absolutamente nada. (Si vas a un restaurant, tómate tu tiempo, porque andar apurados no está en su ADN)

Se toman la vida con toda calma, tanta calma que no escuchas bocinazos ni ves tacos, ni autos corriendo a toda velocidad por las calles.

Tal vez si aplicáramos un poco de pausa a nuestras vidas, nos ahorraríamos unos cuantos ataques de colon irritable, dolores de cabeza, episodios de insomnio y otros efectos físicos y psicológicos propios del estrés.

3. Tomarse sagradamente dos horas de almuerzo

Entre las 13:00 y 15:00 horas no vuela una mosca por Punta Arenas. Sólo unos pocos locales comerciales -realmente muy pocos- están abiertos a esa hora. Si pensabas que la hora de almuerzo era ideal para ir de compras al mall de la Zofri, olvídalo, te encontrarás con que está todo cerrado.

La gente magallánica se toma sagradamente dos horas de almuerzo, en las que come, comparte con su familia, y algunos incluso alcanzan a tomar una pequeña siesta.

Si en tu hora de almuerzo comes (o mejor dicho, tragas) algo rápido frente al computador para seguir trabajando, o te tomas sólo la mitad del tiempo, para así tener más minutos para terminar tus pendientes, replantéatelo. Quizás ya es hora que te relajes aunque sea por un momento y tomes ese pequeño descanso que mereces en medio de la jornada, pues incluso es probable que rindas mejor al regreso.

Parque Nacional Torres del Paine | Denisse Charpentier (BBCL)

Parque Nacional Torres del Paine | Denisse Charpentier (BBCL)

4. Disfrutar de la buena mesa… con calma

La Patagonia goza de una exquisita gastronomía y productos propios de la zona. Centolla, cordero, merluza austral, productos de calafate, ¡ñam! ya me dio hambre. Los magallánicos aprecian su riqueza gastronómica y la ofrecen con mucho gusto a los visitantes, pero ojo debes tomarte el tiempo para degustarla. Como dije anteriormente, ni se te ocurra ir con poco tiempo a un restaurante, y menos, comenzar a apurar a los meseros, porque no servirá de nada.

Como ya dije, la calma es una característica de la gente de la zona, por lo tanto, se toman su buen tiempo para apreciar los sabores de la buena mesa.

Y en eso ellos ganan, porque para disfrutar realmente una comida (y también para que nuestro organismo la procese mejor) hay que deglutirla con calma, así que hazte a la idea y disfruta de cada sabor, sea cual fuere el menú de cada día. Tal vez incluso tu metabolismo agradecido te premie con unas tallas menos.

Entrada de Centolla | Denisse Charpentier (BBCL)

Entrada de Centolla | Denisse Charpentier (BBCL)

5. Amor por la Tierra

El amor por la Tierra y la riqueza natural no es algo que todas las personas tengan muy internalizado, especialmente en las ciudades. Los magallánicos están conscientes de que su región es rica en bellezas naturales como las Torres del Paine o los Campos de Hielo Sur y no dudan en defenderlos, amarlos y promocionarlos. Aunque también les gusta viajar al extranjero de vez en cuando, ellos saben que están en una zona privilegiada que recibe a gente de todo el mundo.

Denisse Charpentier (BBCL)

Glaciar El Brujo | Denisse Charpentier (BBCL)