Hoy en día, en Estados Unidos hay una práctica que cada día gana la adhesión de muchos y al mismo tiempo despierta la preocupación de otros. Este es el concepto ” Puppies for rent”, “cachorritos en arriendo”.

Distintas empresas prestan este servicio a lo largo del país norteamericano, el cual está principalmente destinado a aquel segmento que por distintas razones, -espacio, claúsulas en contratos de arriendo, tiempo, etc.- no pueden tener un perrito a tiempo completo, y hacerse cargo de ellas como se debe. Por otra parte, hay quienes desean tener “un compañero fiel”, y quieren antes evaluar si están en condiciones para hacerlo y luego optar a la adopción. También, otra de las misiones de este “negocio” es ayudar a los cachorritos a encontrar un hogar.

Sea cual sea la motivación, el servicio de “perritos en renta” es una realidad.

Según consigna la página de “puppies for rent “, los perritos originalmente vienen de familias que los adoptan y que por una u otra razón no pueden quedarse con ellos. La motivación principal de estas organizaciones es encontrar un hogar para ellos donde sean amados y cuidados.

Adoptar una mascota es una gran responsabilidad; el perro pasa a ser un nuevo miembro de la familia. De este modo estas organizaciones crean la oportunidad de que puedas observar a tu “potencial mascota” en su futuro hogar y ver si se ajusta a tus condiciones, estilo de vida y observar como se relacionan. De este modo, evitas un vínculo doloroso y una experiencia negativa tanto para el dueño como para la mascota.

En resumidas cuentas, este servicio, cuando se trata de adopciones, brinda la oportunidad de conocer la personalidad de tu mascota, en tiempos reales y condiciones normales, en vez de ir y escoger un perrito luego de una interacción muy limitada.

Los costos monetarios son variables, dependiendo del tiempo del “arriendo”, generalmente parte por $15 dolares la hora, es decir, unos $10500 pesos por hora. Generalmente estos cachorritos tienen 11 semanas de edad y son de raza mixta.

La experiencia

Constanza y Felipe viven en Utah, Estados Unidos, ambos estudian, Felipe trabaja. Son chilenos y son pololos. Ambos son amantes de los animales, en especial de los canes. Debido a sus recargadas agendas, y a que tanto Constanza como Felipe viven en departamentos donde no les es permitido tener mascotas, pensaron en esta alternativa y se decidieron a probar.

Él lo vió como una forma de “regalonear” a su novia, pero confiesa haber sido presa de la emoción. Así contactó a la empresa, siguió los procedimientos, y un domingo por la tarde, el esperado perrito llegó. Lo “arrendaron” por dos horas, tiempo que aprovecharon al máximo para disfrutar con el esperado visitante.

Constanza Wilhelm

Constanza Wilhelm

Constanza Wilhelm

Constanza Wilhelm

Ambos describen el proceso como bastante formal y responsable.

Un hombre, representante de la empresa, golpeó la puerta y les entregó la mascota, que según Constanza les robó automáticamente el corazón. El tiempo que pasaron con él, lo utilizaron básicamente abrazándolo, jugando y regaloneando. “Lo disfrutamos a concho”, indica ella, y fue bastante triste cuando el mismo sujeto, al cabo de las dos horas vino por él. “Nos quedamos con una sensación de vacio, pero fue una experiencia enriquecedora y además el nos brindó una sensación de desestrés increíble, fue casi terapéutico, ella agrega.

Constanza Wilhelm

Constanza Wilhelm

Críticas

Quienes critican esta práctica en el propio país del norte se basan principalmente en que el perro en cuestión pasa a ser un objeto de consumo, perdiendo su calidad de “animal”.

Así lo afirma Bill Berloni, un conductista canino de The Humane Society de Nueva York, quien explicó en una entrevista para Abc News que el concepto de “perros en alquiler” puede resultar dañino para ellos.

“Se les reduce a cosas, cosas que usamos en nuestro tiempo libre” y agrega que “si el modelo de conducta de un perro sufre cambios, el animal tendrá problemas aprendiendo como ajustarse a él, se hará independiente y más difícil de entrenar y enseñar”.

Pero quisimos tener la opinión de un experto en la materia en nuestro país, y nos contactamos con Gabriela Heim Hales, Médico Veterinario de la Universidad Austral de Chile, quien entregó su percepción al respecto.

La profesional indicó que “la idea de tener ‘puppies for rent’ como un simple negocio donde las familias sin tiempo y/o espacio para tener una mascota arriendan un cachorro por un par de días para que sus hijos puedan disfrutar de la compañía de una mascota me parece una práctica cuestionable desde el punto de vista emocional para los animales”.

“Todos los que hemos tenido mascotas sabemos que mas allá de las necesidades fisiológicas (comida, agua, salud, refugio) los perros son capaces de generar lazos con sus amos. No es necesario ser especialistas en etología canina para saber que los perros son capaces de identificar a los miembros de su ‘familia’ e incluso algunos estudios sugieren que pueden sufrir ‘ansiedad por separación’ al ser distanciados de sus propietarios“, explica Gabriela.

Junto con lo anterior nos señaló que “la territorialidad es una característica innata en ellos, identifican y defienden los lugares donde duermen, comen, juegan, etc. Por todas estas razones, si un perro es removido constantemente de lugar y se utiliza de la misma forma que un ‘Rent a Car’ probablemente tendremos animales con problemas de comportamiento, altos niveles de estrés y probablemente una mayor incidencia de enfermedades“.

Una gran diferencia…

“Distinto es si el sistema apunta a buscar hogares definitivos para animales que por diversos motivos no tienen propietarios. Lo ideal sería que nunca ocurra, pero sabemos que esto dista bastante de la realidad. Muchas veces las familias adquieren un cachorro sin investigar previamente la personalidad de la raza, el tamaño adulto, la cantidad de comida que necesitan etc. Yo misma he escuchado más de una vez: ‘Es que el perro me destrozó el jardín, necesito devolverlo’”, dijo la profesional.

“Lo importante sería que todas las familias que arrienden un cachorro lo hagan siempre con el potencial compromiso de adopción y que se evalúen condiciones básicas para el desarrollo de estos animales (espacio, alimentación, etc), concluye.

Por otra parte, los beneficios de relacionarnos con animales, específicamente con perros, son reales. En la Universidad de Yale, existe un programa de apoyo a los estudiantes, con la finalidad de liberar sus altas cargas de estrés. Así, por medio de un sistema de inscripción, como parte de los servicios que la biblioteca ofrece, los estudiantes pueden optar por sesiones de 30 minutos de “amor perruno”.

En esta línea Jan Conroy, vocero de la Escuela de Derecho de Jale señala que “está bien documentado de que las visitas de perros ‘terapéuticos’ resultan en un aumento real de felicidad, calma y una serie de emociones positivas”.

El Servicio lo brinda, Therapy Dogs International, una organización sin fines de lucro que ofrece terapias con máscotas en escuelas, hospitales, hogares de ancianos y sitios de recuperación de desastres.

 El doctor R. Sinha, psicólogo y profesor de psiquiatría y de estudio de la infancia de la Escuela de Medicina de Yale, en relación a esta práctica indica que “no hay evidencia reciente en la literatura médica que desacrediten la idea de que los perros y mascotas disminuyen el estrés tanto como el apoyo social lo hace. Los seres humanos, inherentemente criaturas sociales, obtenemos ese beneficio a través del tacto, a través de tener otra criatura viva cerca de nosotros.”

Con respecto al impacto sobre nuestra salud, desde los Institutos médicos de John Hopkins en Estados Unidos, el doctor Jeremy Barron, explica en el medio 20 minutos de España, que cuidar de un perro es bueno para la salud física y emocional, asegurando que “entre los humanos y el cuidado de un animal existe una conexión probada, e inclusive las interacciones cortas pueden proveer de esos beneficios”. Disminuye la hormona del estrés (cortisona), eleva los niveles de la hormona del bienestar llamada oxitocina, baja la presión sanguínea, fomenta la salud cardíaca, alivia la soledad y la depresión, entre otros.

Como podemos ver, las opiniones de los profesionales en torno a esta práctica coinciden y se enfrentan a las de aquellos que fomentan esta empresa, así también como a los usuarios que ven a esta modalidad de tenencia como “un regalo caído del cielo” y una oportunidad para generar lazos con aquellos que desde siempre han sido llamados como los “mejores amigos del hombre“.