Por primera vez todos los gremios de salud del hospital de La Serena están en paro. El objetivo es conseguir que el Gobierno entregue los 57 mil millones de pesos que cuesta la construcción y equipamiento del Centro de Diagnóstico y Tratamiento.

Los funcionarios señalan que esta medida de presión es el único mecanismo que poseen para demostrarle al Gobierno que la comuna no puede seguir dependiendo de un hospital que data de 1948 y que no posee la infraestructura necesaria para atender toda la demanda hospitalaria de la ciudad y región.

A la paralización de los funcionarios se suma a la renuncia de 69 médicos del recinto lo que ha significado que hasta el día de ayer se hayan dejado de hacer cerca de 80 operaciones y de atender a cientos de pacientes. Además, de recudir en casi un 30% la entrega de medicamentos, ya que sólo se les estaría proporcionando a los pacientes crónicos.

Silvia Bravo, presidenta regional de la Fenats, explica que actualmente está trabajando menos del 10% del personal, los que se han encargado de realizar los turnos éticos y de atender las unidades más graves como las coronarias, UCI, UTI y neonatal.

“Obviamente que hay personas que se sienten perjudicadas, porque han esperado por meses una hora con un especialista y la perdieron. A esto se suma la paralización completa de los pabellones, porque sólo se están realizando operaciones de extrema urgencia”, explicó.

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A esto se sumaría las cerca de 200 camas que se han cerrado (se han dejado sin uso) por falta de personal. “Se han cerrado servicios completos, que han tenido que ser reagrupados en medicina donde está el caos total, porque la mayoría de los pacientes no son autovalentes”.

Edgardo González, director del hospital de La Serena, indicó que la prolongación de la paralización los ha obligado a tomar algunas medidas de mitigación como son el traslado de pacientes a otros hospitales de la región. “Junto con restringir la oferta de camas (cien camas menos), porque está en directa relación con el recurso humano, se ha activado la red asistencial derivando algunos pacientes al hospital de Ovalle”.

González afirmó que si se agudiza el conflicto podrían utilizar la oferta del hospital de Huasco, donde podrían derivar a algunos pacientes.

Sergio Soler, presidente del Capítulo Médico del hospital, reconoció que fue difícil la decisión de renunciar después de veinte años en el servicio público, pero sostiene que la causa ameritaría los sacrificios, “porque la construcción del CDT viene a mejorar los estándares de atención en el hospital tanto en infraestructura como en personal”.

El vocero de los médicos señala que la presión seguirá en curso mientras no tengan la certeza de que están los recursos para la obra y de que la construcción demorará tres y no seis años.

Soler dijo que están dispuestos a realizar un gesto si desde el nivel central reponen la glosa de los dineros para el CDT. En cuanto a la negativa del Consejo Regional, en esta primera instancia, señaló comprender la situación porque “es el jamón del sándwich nada más, que salió invitado a presión de la intendencia que le puso la responsabilidad de asignar recursos”.

El alcalde Roberto Jacob lamentó la situación que están enfrentando los pacientes debido a la renuncia de los médicos y la paralización de los funcionarios. Por ello insistió en que es necesario agilizar el trámite para evitar un perjuicio mayor en los pacientes del hospital “de aquí a quince días más que va a pasar con las personas que no van a tener atención con los médicos. No sé si alguien habrá previsto eso”.

Los funcionarios paralizados sostienen que el malestar radica en la falta de voluntad del nivel central en concretar un proyecto que no sólo beneficiará a los habitantes de La Serena sino que de toda la región.

Algunos de ellos explicaron que en reiteradas oportunidades el sector de pensionado ha tenido que ser utilizado como salas comunes para poder atender a los cientos de pacientes que llegan a diario al recinto hospitalario lo que ha significado que aquellos que han comprado el servicio de “pensionado” tengan que ver postergadas sus atenciones por falta de camas. Lo que a su vez significa una merma en el ingreso de los recursos.

Inclusive, relatan que la falta de pabellones ha provocado que cirugías mayores hayan tenido que ser postergadas por operaciones ambulatorias, situación que a juicio de ellos no se repetiría si existiese el CDT, ya que en él se habilitarían pabellones para todo tipo de cirugías de menor grado.

Preguntas sin responder

Los usuarios de la salud afirman entender el malestar de los médicos y funcionarios, pero no comprenden el porqué de la negativa del Gobierno para entregar los recursos.

Karina Díaz, una de las usuarias del hospital, señala que estaba al tanto de la paralización pero quiso ir al hospital para ver si existía alguna fecha de reprogramación de las horas. Su hija necesitaba realizarse un examen, “pero tendré que seguir esperando. Sé que están en paro por un centro que necesitan los doctores y los apoyo porque hacen falta lugares más amplios para la atención”.

Si bien Karina se enteró de la movilización por otro paciente del hospital no todos los usuarios poseían la misma información, por lo que llegar al hospital y ver las puertas cerradas provocó más de algún malestar en las personas, que vieron sus horas perdidas.

Por ello, Karina Espinoza, presidenta de la Fenats del hospital de La Serena, indicó que en reiteradas oportunidades han salido al frontis del recinto hospitalario a entregar las disculpas y a explicar el porqué de la paralización.

Comentan que la gran mayoría comprende el malestar de los funcionarios, ya que se han tenido que atender en salas deficientes o bien han visto postergadas sus horas por falta de camas o insumos.

La paralización podría culminar el jueves de existir alguna respuesta positiva por parte del consejo regional.