Según los antecedentes entregados por la Iglesia Católica, se está realizando un catastro de los templos de la región de Coquimbo, con el objeto de evaluar los daños que sufrieron tras el terremoto.

De acuerdo a un informe de la Vicaría de Limarí, en primera instancia se ha hecho un examen ocular de templos y casas parroquiales, pero pronto se realizará una con expertos.

El Santuario Niño Dios de Sotaquí, restaurado hace dos años, presenta en las naves laterales, en las partes altas, el desprendimiento de grandes planchones de estuco y revoque. En el interior y exterior se ven trizados los estucos, sin embargo no se perciben daños estructurales evidentes.

La casa parroquial de Sotaquí es la más afectada, ya que en algunas habitaciones hubo caída de cielo, paredes partidas por ambos lados, revoques que cayeron dejando aberturas expuestas entre habitaciones. No parece segura para habitar.

En tanto, el templo parroquial de Monte Patria, restaurado después del terremoto de 1997, sufrió daños importantes en su estructura, especialmente en ambas paredes laterales. La sacristía tiene grietas y estucos caídos y hay algunos vértices partidos.

Diario El Día

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La parroquia Nuestra Señora del Carmen Rapel, presenta ambos lados cortados, se ve hacia afuera.

Mientras que la parroquia Nuestra Señora de la Merced de Carén resultó dañada, con desprendimientos de grandes trozos de estuco que cayeron sobre varias bancas destruyéndolas. El resto de las paredes presentan muchas grietas que a simple vista parecen ser sólo los estucos que quedaron sueltos. La sacristía en la pared de fondo presenta en ambas esquinas aberturas que parecen profundas, con una notoria inclinación hacia atrás. La casa parroquial igualmente resultó dañada con desprendimiento de estucos y grietas -en las esquinas de las habitaciones- que parecen profundas.

La parroquia San Francisco de Borja de Combarbalá presenta en su interior diversas grietas que parecen ser sólo del estuco, así que no se perciben daños profundos.

Mientras que en el caso de la parroquia Santísimo Redentor, la capilla de La Torre sufrió desprendimientos de estucos, se dañó un contrafuerte y el campanario se inclinó hacia la nave central.

Asimismo, la iglesia de Limarí que estaba muy dañada desde el terremoto de 1997 -por lo que no se ocupa desde esa época- quedó totalmente destruida.

Por su parte, la capilla de Huatulame resultó dañada, ya que se hundió el piso principalmente. Mientras que la capilla de Chañaral Alto no sufrió mayores daños.

Honda tristeza

El arzobispo de La Serena, monseñor René Rebolledo, se refirió a los daños con los que resultaron los templos, indicando que “la información de que hay templos y capillas muy dañadas como consecuencia del terremoto es un motivo de honda tristeza. Sin embargo, como Iglesia que peregrina en los valles del Elqui y Limarí nuestra atención en estos momentos son los templos vivos, nuestros hermanos que están sufriendo. En nuestras comunidades hacemos lo posible por salir al encuentro de sus necesidades y a animarlos en la esperanza”.

Por su parte, Cecilia Marín, administradora del Arzobispado de La Serena, precisó que tienen un primer avance del estado de los templos, “pero nos falta información de las parroquias de Rapel y Barraza, que es monumento nacional”.

“Ahora tenemos que hacer una evaluación técnica con profesionales y posterior a eso comenzar a ver la posibilidad de proyectos, tanto con el Gobierno como con instituciones extranjeras, que fueron las que nos ayudaron después del terremoto del año 97. También con las fundaciones nacionales que puedan existir actualmente y que tengan recursos para levantar estos templos, que al ser monumentos nacionales o patrimonios históricos, sus restauraciones son por sobre los 50, 60 y hasta 100 millones de pesos”, puntualizó.

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