Los policías de bajo rango que iniciaron protestas por mejoras salariales, que incluyen el acuartelamiento y la negativa a salir a patrullar, se manifestaron en la noche del jueves en el centro de La Paz, constató un periodista de la AFP.

Al grito de “motín policial, motín policial”, decenas de policías uniformados, junto a sus esposas, manifestaron por la plaza de Armas, donde se encuentra el presidencial Palacio Quemado, resguardado por policías y militares, aunque el jefe de Estado, Evo Morales, no se encontraba en el lugar,

Mientras el gobierno llamaba a que depongan sus medidas de presión para poder dialogar, la directiva del gremio Anssclapol, que agrupa a los policías de baja graduación, determinó continuar con las medidas de presión en demanda de la unificación de un ‘bono de seguridad ciudadana’, de 400 bolivianos (57 dólares), a su salario básico mensual.

El presidente del sindicato policial, sargento Javier Quispe, dijo que “no aceptaremos un diálogo condicionado”.

El ministro de Gobierno (Interior) y principal responsable del sector, Carlos Romero, puso como condición para iniciar las negociaciones la suspensión de las medidas adoptadas por los policías, que se rehúsan a salir a patrullar las calles.

“Un ministro de Gobierno no puede estar prisionero (de una protesta) no puede estar en zozobra”, protestó Romero que se lamentó por “una situación de profunda indisciplina institucional”.

Según Romero, “entre los años 2006 y 2014 el incremento salarial acumulado llega a 65,8%”.

Quispe había dicho más temprano que “hay repliegue (de efectivos) en La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Beni, Pando, Potosí, Oruro y Tarija”, excepto en Chuquisaca, que analizaba la medida. También anticipó que las esposas de los agentes iniciarán una huelga de hambre a partir del viernes.

“Estamos haciendo escuchar nuestra voz al gobierno; simplemente es un repliegue de efectivos”, dijo a la prensa un vocero de los policías, Carlos Calle, en las puertas de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP).

La sede de la UTOP fue escenario en junio de 2012 de un violento motín policial que duró seis días, también por demandas salariales, y que llevó a la firma de un convenio que, según los policías, permanece incumplido.