Estados Unidos prometió este miércoles que ayudará a Irak, incluso militarmente, ante una ofensiva de ultra-islamistas que puso en jaque al ejército creado y equipado por Washington, dos años y medio después de su salida militar del país.

Sin embargo, ante el arrollador avance de los yihadistas sunitas del Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL) que tomaron al menos dos ciudades y se acercan a Bagdad, la diplomacia estadounidense aseguró que no fue sorprendida.

El Departamento de Estado incluso recordó haber expresado hace meses “preocupaciones” acerca de la “amenaza terrorista” que representaba el EIIL para toda la región.

Washington se comprometió a “trabajar con el gobierno iraquí y con líderes de Irak para unificar esfuerzos contra el avance del EIIL”, dijo la portavoz del departamento de Estado, Jen Psaki, a los periodistas.

“Estamos listos para suministrar cualquier ayuda apropiada”, agregó, Psaki, al tiempo que condenó el secuestro de 48 personas el miércoles en el consulado turco en la ciudad de Mosul (norte) por militantes del EIIL, formado por exmiembros de la red Al Qaida.

“Pueden anticipar que aumentaremos nuestra asistencia” al gobierno iraquí, señaló Psaki, quien afirmó que Washington ya había enviado armas a Irak este año.

“La situación en el terreno es ciertamente muy grave”, agregó la portavoz.

Ante la insurrección yihadista, el Pentágono recordó el martes que el ejército estadounidense seguía formando fuerzas iraquíes en misiones antiterroristas, sobre todo desde principios de año en la vecina Jordania.

Además Washington vendió equipamiento militar a Irak por 14.000 millones de dólares, y 24 helicópteros Apache, cientos de misiles Hellfire y 36 bombarderos F-16 que deberían ser entregados en el “otoño” boreal, entre otros contratos de venta de armamento importantes.

No más soldados estadounidenses a Irak

Sin embargo Estados Unidos descarta enviar soldados a Irak, según Psaki, después de la salida de su ejército el 31 de diciembre de 2011, luego de una fuerte presencia militar durante ocho años.

En ese año, Bagdad y Washington no habían logrado ponerse de acuerdo sobre el mantenimiento de tropas estadounidenses en Irak y muchos habían temido entonces un resurgimiento de la violencia, sin la ayuda de Estados Unidos.

Washington luego invirtió decenas de miles de millones de dólares para formar y equipar a las fuerzas armadas iraquíes, las mismas que al parecer huyeron ante la llegada de los yihadistas.

El Departamento de Estado se abstuvo de comentar esta última reacción y rechazó críticas hacia la política de los países occidentales en Irak en más de una década.

“Si queremos buscar errores, no debemos olvidar la catastrófica decisión de iniciar la guerra en 2003″, comentó a la AFP el experto de la Brookings Institution Bruce Riedel.

“Hace meses que estamos preocupados por la violencia y por eso hemos incrementado nuestro apoyo”, se justificó Psaki. Durante su rueda de prensa, ante las cámaras, blandió el informe mundial de 2013 del Departmento de Estado sobre “terrorismo” que ya destacaba la “amenaza del EIIL para Siria e Irak”.

El EIIL tiene una fuerte presencia en Siria, donde combate contra el régimen de Bashar al Asad. Aspira a crear un Estado islámico entre Irak y Siria.

El grupo yihadista ya fue excluido de la red Al Qaida en Siria y el frente al Nosra.

De hecho, el EIIL constituye “uno de los más peligrosos grupos terroristas del mundo” y “la violencia en Irak alcanzó niveles que no se conocían desde 2007″, según Stuart Jones, designado para representar a Estados Unidos en Bagdad .

Este avance del EIIL agudiza el caos en este país rico en petróleo.

Su última conquista es Tikrit, a unos 160 km al norte de Bagdad, una toma muy simbólica, ya que es la región natal del expresidente sunita Sadam Hussein, derrocado y ejecutado tras la invasión estadounidense de 2003.

Los yihadistas tomaron desde el martes, casi sin combatir, la provincia de Nínive, incluida Mosul, segunda ciudad de Irak, y partes de otras dos provincias cercanas, Kirkuk y Salahedin.