Muchas veces, las redes sociales no sólo sirven para compartir momentos específicos de la vida, sino que también grandes transformaciones y desafíos. Es el caso de Antonia Eriksson, una joven sueca que sufrió de anorexia a tal punto de ser internada

“Eat, Move, Improve” (come, muévete, mejora), es el nombre de la cuenta de Instagram de esta mujer, quien mostró al mundo a través de las fotografías pasadas por estos tradicionales filtros cómo superó la aneorexia y se transformó en una gurú del fitness.

Según informó el portal de The Daily Dot, Eriksson llegó a un punto donde sólo pesaba 38 kilos, por lo que fue ingresada a un hospital para tratar este desorden.

Según comentó, sus órganos ya no funcionaban bien y sus huesos estaban muy débiles. Sus reflejos ya no funcionaban, y claramente estaba rendida. “No sé si hubiera sobrevivido una noche más”, declaró.

Ya internada, quiso darle un giro a la forma que se veía a sí misma, por lo que empezó a registrar su tratamiento a través de Instagram en forma anónima, en las primeras fotos. “No sabía de qué quería compartir ni quién era”, indicó.

El 28 de septiembre de 2012 fue la fecha en que la joven publicó la primera imagen. En la foto aparece la cama de hospital, y la leyenda que dice señala que “Aún no estoy segura, pero probablemente mañana ingresaré a un hospital por mi desorden alimenticio”.

Un par de días después, Antonia reveló su identidad, algo que le permitió abrirse un poco más hacia el público que la leía y también la apoyaba. Pasado el tiempo, se unió a la tendencia de publicar en Instagram la comida que ingería, en platos muy acomodados y bien arreglados, y en otras fotos aparecía junto a sus familiares y amigos.

El giro hacia el fitness fue sutil, y se fue dando de a poco. Antonia comenzó a ir al gimnasio y se dio cuenta que el recuperar poco a poco su masa muscular la hacía más saludable, y tal como indica en una de sus fotos “Cuando ves resultados, te haces adicto a ello”.

En las imágenes más actuales se puede ver a una joven que no tiene nada que ver con la de las primeras publicaciones. Antonia continúa su batalla apoyada en el ejercicio físico y la buena alimentación, y cuida mucho qué postear, porque sabe que la línea entre la obsesión por bajar de peso y la anorexia es muy delgada. “Instagram me ayudó mucho. Encontré personas que se sentían igual que yo o libraban batallas como la mía”, señaló la recuperada mujer.