La policía indagaba este sábado los motivos que llevaron a un hombre a abrir fuego la víspera en el aeropuerto de Los Angeles, matando a un agente de seguridad e hiriendo a varias personas, provocando terror en centenares de pasajeros y retrasos en numerosos vuelos.

Presos del pánico, los pasajeros se precipitaron fuera del aeropuerto luego de que Paul Anthony Ciancia, un habitante de Los Angeles de 23 años proveniente de Nueva Jersey (noreste), abriera fuego en la terminal 3 del aeropuerto con un fusil de asalto.

Con calma, continuó caminando por la terminal en búsqueda de nuevos blancos, hasta que la policía le disparó y arrestó. producto del tiroteo siete personas resultaron heridas, de las cuales seis fueron hospitalizadas.

Este sábado, debido a que los investigadores estudiaban el lugar del crimen, las autoridades aeroportuarias anunciaron a través de Twitter que los vuelos saldrían desde otra terminal.

La víspera, el incidente afectó unos 1.550 vuelos y a alrededor de 167.000 pasajeros.

Las televisoras mostraron imágenes de pánico y caos durante y después del tiroteo, con pasajeros que se lanzaban al suelo o se protegían como podían con su equipaje.

El atacante pasó los controles y penetró en la zona de embarque, antes de ser perseguido por la policía. Herido en el intercambio de disparos con los agentes, fue arrestado y llevado a un hospital en estado crítico.

La persona que falleció en el hospital productos de sus heridas, Gerardo Hernandez, de 39 años, es un agente de seguridad de la Administración para la Seguridad del Transporte (TSA) y se convirtió en el primer miembro de este organismo muerto en funciones desde su creación tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

TSA se encarga del control de los equipajes y de verificar la identidad de los pasajeros antes de entrar a las terminales.

El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, pidió que las banderas de toda la ciudad ondearan a media asta en honor a Hernandez.

Una potencial masacre

Según Garcetti, Ciancia había planificado una verdadera masacre. “Había más de 100 municiones extra que podrían haber matado hoy a todo el mundo, literalmente, en esa terminal”, declaró.

Aunque todavía se ignora el móvil del tiroteo, el atacante había expresado su rabia hacia la TSA, según los medios.

“El verdadero motivo del ataque sigue sin conocerse, más allá del evidente desprecio hacia el gobierno y TSA”, dijo a la AFP el portavoz del FBI Paul Bresson.

La policía le encontró una nota en la que mostraba “su decepción frente al gobierno”, aunque decía no querer herir a “personas inocentes”, según el diario Los Angeles Times.

Según la cadena NBC, el atacante tendría nexos con la TSA y sus agentes habrían sido su objetivo principal.

Durante el ataque, que duró menos de 10 minutos, Ciancia habría apuntado con su arma a pasajeros y les habría preguntado si pertenecían a la TSA. Si la respuesta era negativa, seguía su camino, según testigos que señalaron que continuamente maldecía a la TSA, reportó el diario.

Amigos y familiares de Ciancia dijeron que podía haber tenido tendencias suicidas. Antes del tiroteo, envió un mensaje de texto a su hermano menor, advirtiéndole que podría hacerse daño a sí mismo, según el Washington Post.

Una vez alertada por el padre del atacante, la policía se desplazó hasta el domicilio de Ciancia, donde no lo encontró, agregó el diario.

“Creemos hasta ahora que se trataba de un atacante solitario”, dijo el jefe de la Policía angelina, Patrick Gannon, quien agregó que “era la única persona que estaba armada en ese incidente”.

Un testigo, Brain Adamick, de 43 años, explicó a Los Angeles Times que se estaba preparando para embarcar cuando vio a gente correr en la terminal.

Poco después autobuses comenzaron a evacuar pasajeros, y vio a un trabajador del TSA herido subir al bus, con un tobillo sangrando. “Parecía como si saliera de una película”, afirmó Adamick.

Producto del tiroteo, decenas de vuelos fueron desviados hacia aeropuertos cercanos, o permanecieron en tierra en Los Angeles, tercer aeropuerto del país en términos de pasajeros transportados, o en sus aeropuertos de origen.

Como no podía ser de otra manera en Los Angeles, varias personalidades del cine y de la televisión se vieron atrapados por el incidente. Entre ellos el actor James Franco, quien se hizo una foto a sí mismo dentro de un avión detenido en la pista, y publicó en su cuenta de Twitter: “Algún imbécil disparó en el lugar”.

Según la revista Variety, un episodio de la exitosa serie de televisión “Mad Men” se estaba rodando cerca de la terminal 4.