Uruguay autorizó este miércoles el aumento de la producción de una planta de celulosa ubicada sobre un río compartido con Argentina, cuyo gobierno se opone a esta medida y no demoró en anunciar que recurrirá nuevamente a la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ).

“Hemos autorizado a esta empresa a aumentar la mitad de lo que nos solicitaba”, dijo Mujica en rueda de prensa, en relación al pedido de la pastera finlandesa UPM (ex Botnia) de aumentar su producción de 1,1 millones de toneladas anuales a 1,3 millones.

El permiso representa “aproximadamente unas 100.000 toneladas en carácter provisorio, revocable, porque le estamos exigiendo la instalación de una torre de enfriamiento para asegurar que los fluidos que lleguen al río tengan temperaturas debajo de los 30 grados (…) y rebajar el contenido de fósforo que tienen los desechos que van al río”, agregó el mandatario.

Destacó además que “esta fábrica hoy es la que tiene mejor guarismo en el mundo de las empresas que fabrican celulosa a partir de eucaliptus” y aseguró que “desde el punto de vista jurídico” los procedimientos para tomar la decisión “no merecen objeción”.

La planta, en funcionamiento desde 2007, ha sido objeto desde su construcción de una dura controversia con Argentina, donde ambientalistas sostienen que contamina el río Uruguay, de administración compartida.

En protesta, vecinos y ambientalistas de la ciudad de Gualeguaychú (231 km al norte de Buenos Aires) bloquearon durante casi cuatro años el tránsito en un puente internacional bilateral.

El prolongado conflicto se zanjó en 2010 en La Haya, con un fallo que apoyó la posición uruguaya de que la planta no contamina, pero ordenó un monitoreo regular para observar el impacto en el río. Tras el anuncio de Mujica, la respuesta del gobierno argentino no se hizo esperar.

“La decisión unilateral de Uruguay deja a nuestro país en la obligación jurídica de recurrir a la Corte de La Haya”, anunció el ministro de Relaciones Exteriores argentino Héctor Timerman.

Timerman difundió en su presentación cifras de informes de científicos argentinos que afirman que la planta contamina el río con pesticidas, cromo, fósforo y nitrógeno orgánico, entre otras sustancias.

“Sin espacio para negociar”

En una poco habitual rueda de prensa en su despacho, en la que no admitió preguntas y consultó sus apuntes escritos a mano, Mujica dijo que se quedó “sin espacio para poder negociar”.

“Tenemos que lamentar que esta decisión es francamente inoportuna desde el punto de vista político, fundamentalmente para Argentina, porque la Argentina está inmersa en un proceso electoral de corto plazo y naturalmente el clima político cuando existen elecciones no es el más adecuado como para tener razonabilidad”, sostuvo.

El mandatario recordó que “muchas veces y en notoria soledad política” luchó para mantener una buena relación con el país vecino, porque “eso le conviene a mi pueblo trabajador”.

Pero destacó la importancia para la economía uruguaya de la inversión extranjera en el país, que ha alcanzado niveles históricos en los últimos años.

“No sé si gozaremos de la espléndida soledad que en materia de política exterior con la República Argentina hemos tenido siempre; no nos sorprendería, pero estamos de todas maneras acostumbrados”, concluyó Mujica.

“A mí me duele mucho, seguramente que puede crear tensión, mal entendido, pero nadie va a separar de mi corazón el cariño y el respeto que le tengo al pueblo argentino”, enfatizó.

Timerman, en tanto, calificó de “extorsivo” el accionar de la empresa y sostuvo: “Argentina lamenta que los intereses de UPM sean tan poderosos para convertirse en el factor que determina la relación entre Uruguay y la Argentina”.

A última hora del miércoles, UPM emitió un comunicado en el que celebró la decisión uruguaya y aseguró que “el desempeño ambiental de la planta ha sido excelente respetando los límites establecidos”.

El texto indicó que la planta “continuará de forma inmediata con la producción luego de su parada anual de mantenimiento”, que realizó en el mes de setiembre.