A días de cumplirse 40 años del golpe de Estado, que dejó a Chile con 17 años de dictadura, el actual Presidente de la República, Sebastián Piñera, puso sobre la mesa el término “cómplices pasivos” donde individualizó a jueces, periodistas y medios de comunicación, que no actuaron frente a lo que estaba ocurriendo.

Declaraciones que si bien tienen la validez, en cuanto a que son vertidas por un mandatario de derecha y donde hace el llamado a la reflexión y apunta a las responsabilidades de quienes apoyaron y sostuvieron la dictadura cívico-militar, dejan un manto de duda y terminan enlodando a los medios que sí jugaron un rol de denuncia en aquella época y que sufrieron persecución y hostigamiento.

Por ello y ante los antecedentes por todos conocidos, como se desprende de medios extranjeros donde se señala que “un memorándum del renovado proyecto de la CIA concluyó que El Mercurio y otros medios de comunicación apoyadas por la Agencia, habían jugado un papel importante en la puesta en marcha del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 que derrocó a Salvador Allende”.

Por ello el discurso del Mandatario, debe ser franco y sin temores a la hora de nombrar a los medios que guardaron silencio frente a los hechos, pese a que la Vicaría de la Solidaridad y diversas instituciones lo denunciaban.