Las posturas irreconciliables sobre Siria entre el presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, quedaron de manifiesto en la cumbre del G20 y se reflejaron en la falta de consenso de estos países, que no lograron ponerse de acuerdo sobre una solución al conflicto.

Once países (Australia, Canadá, Francia, Italia, Japón, Corea del Sur, Arabia Saudita, España, Turquía, Gran Bretaña y Estados Unidos) pidieron en San Petersburgo una respuesta internacional “contundente” al régimen sirio, sin especificar el tipo de acción, y condenaron el uso de armas químicas.

Putin y Obama terminaron por reunirse este viernes, pese a que no estaba previsto, y aunque el encuentro fue “cordial” y “constructivo”, según admitieron, no hubo acercamiento en sus respectivas posturas.

“Cada uno mantuvo su posición”, dijo Putin luego del encuentro con Obama. El presidente estadounidense “discrepa de mis argumentos y yo de los suyos, pero nos oímos y tratamos de analizarlos”.

“No esperaba que nos pusiéramos de acuerdo”, reconoció por su parte Obama, que acusa al régimen de Damasco de cruzar una “línea roja” con el uso de armas químicas contra la población civil el pasado 21 de agosto.

Principal aliado del régimen de Damasco, Putin quiere una solución política negociada a la guerra civil de Siria, que ya dura más de dos años y medio y causó más de 100.000 muertos según la ONU.

A pesar de que Obama ha pedido luz verde al Congreso para llevar a cabo esta acción, Washington empezó a preparar el terreno para un eventual ataque evacuando al personal no esencial de su embajada en Líbano y pidiendo a los estadounidenses que eviten viajar al sur de Turquía.

Al ser interrogado sobre esta eventualidad, el presidente ruso aseguró que ayudaría a Siria. “Ya lo hacemos ahora, enviamos programas informáticos militares, cooperamos en la esfera económica y espero que cooperaremos en la esfera humanitaria”, añadió.

Desde occidente

Mientras tanto Obama, que supeditó la decisión de atacar Siria a un voto del Congreso de su país, que volverá a sesionar a partir del lunes, se negó a responder este viernes si autorizaría un ataque sin el voto a favor y reconoció la dificultad en obtener la luz verde.

“Fui elegido para poner fin a las guerras, no para comenzarlas, pero el mundo no puede permanecer con los brazos cruzados”, desafió.

Por su parte, el presidente francés, François Hollande, ferviente partidario de una intervención en Siria, indicó el viernes que esperará el informe de los inspectores de la ONU sobre el ataque con armas químicas antes de ordenar cualquier ofensiva militar contra el régimen.

Operaciones previas

Rusia por su parte ha despachado un nuevo buque de guerra a las costas sirias con “un cargamento especial”, no especificado, que se suma a la flota desplegada en el Mediterráneo oriental, dijo este viernes una fuente militar citada por la agencia Interfax.

Una fuente castrense rusa había subrayado el miércoles que el refuerzo del dispositivo en la región permitiría a Moscú “reaccionar” a la evolución de la situación en Siria.

Durante los dos días del G20, cumbre de mandatarios de las economías desarrolladas y emergentes más importantes, Siría ha sido el centro de atención, dejando en segundo plano los dos temas principales de la agenda: el crecimiento y la lucha contra la evasión fiscal.