“Si hay responsabilidades de alguna autoridad, en la modificación del protocolo, deberá dejar el cargo”. Fueron las palabras que el presidente regional de la confederación de trabajadores de la salud municipal (Confusam), Fernando Kursam, dio a conocer en torno al caso del joven que fue mordido por un perro en la comuna de Quilpué.

Kursam explicó que en el año 2010, el protocolo a seguir en caso de mordedura de animales sospechosos de ser portadores de rabia, fue modificado.

Con lo anterior, al momento de llegar un paciente en dichas condiciones, se debía aplicar una encuesta que buscaba detectar si el animal había sido provocado o no por quien fuera mordido, por lo que no correspondía aplicar la vacunación antirrábica en el caso del joven quilpueíno.

Según señaló Kursam, previo a esta fecha, todas las personas eran vacunadas de forma inmediata.

En el caso de Quilpué, la autoridad de salud levantó un sumario sanitario y solicitó otro administrativo para determinar las responsabilidades en la primera atención que recibió el joven, lo cual -a juicio del dirigente- no tiene asidero, ya que los funcionarios sólo aplicaron lo que el mismo protocolo indicaba.

Kursam agregó que esta semana se entregará un documento de rechazo ante las medidas tomadas por las autoridades regionales, con lo cual buscan -en primer lugar- el reconocimiento para los funcionarios municipales, en cuanto consideran que actuaron conforme a los lineamientos entregados por el mismo Ministerio de Salud. Además, que se establezcan las verdaderas responsabilidades en la modificación de los protocolos

En este sentido, el presidente regional de la Confusam mencionó que se debe aceptar que hubo un error en la modificación de los protocolos, por lo que no descartan solicitar la remoción de las autoridades competentes en el tema.

Kursam fue más crítico y señaló que la única explicación que se puede dar para justificar el cambio en el protocolo se origina en el mismo ministerio, desde donde se habría intentado ahorrar dinero a costa de la salud de las personas, bajo la norma de si el animal en cuestión era o no era provocado por quien recibía la mordedura.