Contraloría rechazó la adjudicación de una partida de más de 7 mil millones de pesos para terminar la torre del Hospital Regional de Concepción.

Las observaciones tendrían su origen en “problemas de forma” de la entrega de antecedentes de parte del Servicio de Salud penquista, lo que obliga a un nuevo retraso en las obras.

Ya no basta con las tantas veces que las autoridades han dado fechas de término de esta estructura, en perjuicio de los pacientes de la zona y sin que su palabra se honre con los actos.

Ahora, la Contraloría rechazó, en primera instancia, la adjudicación de la partida de más de 7 mil millones de pesos que se utilizarían para la segunda fase de construcción y terminación de la esperada torre.

Lo cuestionable de esta situación es que el rechazo se debe a observaciones “de forma”, o sea, desprolijidades en la documentación adjuntada por el Servicio de Salud Concepción para la toma de razón que debe dar el órgano contralor.

Si bien estas solicitudes son naturales en proyectos de esta envergadura, llama la atención que -según fuentes de Radio Bío Bío- tenga como base la falta de firmas e incluso, el poco conocimiento del Servicio de Salud para entregar los papeles, como se requiere en estas instancias.

Esta situación significará el reingreso de los antecedentes requeridos que visa la Contraloría y la espera de un nuevo pronunciamiento, lo que atrasa, otra vez por malas decisiones y derechamente el mal hacer las cosas, la construcción de la torre del Hospital Guillermo Grant Benavente, con todo lo que la comunidad necesita de estas atenciones.

Para mayor detalle, solicitamos al Servicio de Salud Concepción, único responsable de estos trámites, que nos entregaran la información oficial. Sin embargo, esperamos horas y varios llamados telefónicos no tuvieron respuesta.

Este organismo se comprometió a dar claridad del proceso. Pero al día siguiente, una vez más, el director del servicio, Carlos Vera, no cumplió su palabra, descartando conversar con La Radio, sino hasta que la Contraloría tome razón, es decir, cuando todos los errores estén subsanados.

Con esta política se genera el oscurantismo en los servicios públicos, la sensación de que están escondiendo la cabeza, con vergüenza, por el trabajo realizado.

No es lo que se espera de una Servicio de Salud. La autoridad, Carlos Vera, no quiere explicar que los problemas en la entrega de documentos a la Contraloría van a significar que la torre se atrase en a lo menos dos meses, según la naturaleza de los errores del servicio, que no quiso explicar.

Con esto, Vera no deja sin respuesta un requerimiento de la prensa, sino que cierra la puerta de la información a los miles de pacientes que padecen de una atención indigna en el Hospital Regional, por los errores de sus autoridades.