Los dirigentes universitarios afirmaron que es difícil confiar en los ofertones electorales, luego que la precandidata del Partido Socialista y el Partido por la Democracia, Michelle Bachelet, anunció que – si llega a ser presidenta – terminará con el lucro en la educación.

El fin del lucro en la educación es una de las principales consignas que ha hecho movilizar a los estudiantes – tanto secundarios como universitarios – en nuestro país durante los últimos años.

Lo anterior, es un tema que fue abordado por la ex presidenta Michelle Bachelet en su primer acto de campaña, donde afirmó que es necesario terminar con el negocio en la educación, declaraciones que son miradas con desconfianza por los dirigentes universitarios.

El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Andrés Fielbaum, afirmó que estas promesas son poco creíbles mientras sigan viendo que hay militantes de la Concertación involucrados en el negocio de la educación.

Fielbaum afirmó además que durante su Gobierno, Bachelet nunca hizo nada, lo que confirma que el ADN de la Concertación sigue estando con el lucro.

Mientras, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, Diego Vela, aseguró que el real desafío es ver cómo se llegan a los cambios estructurales que realmente necesita el país.

A su vez, el presidente del Consorcio de Universidades del Estado de Chile y rector de la Universidad de Valparaíso, Aldo Valle, aseveró que es un gran avance que los candidatos comiencen a transparentar su postura en el tema del lucro.

“Mas vale tarde que nunca”, así calificó las declaraciones de Bachelet el ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago, Camilo Ballesteros.

El actual candidato a diputado por el Partido Comunista, aseguró – en conversación con el programa Podría Ser Peor – que espera, de buena fe, que todos los candidatos sean conscientes de los cambios que realmente espera la ciudadanía.

Ballesteros además afirmó que para cualquier cambio es necesario la voluntad de un parlamento abierto a los cambios, y en el caso que eso no exista, siempre estará la ciudadanía movilizada que pueda obligarlos a hacer esos cambios.