Al menos 32 muertos, ocho millones de viviendas sin electricidad y Nueva York paralizada era el balance devastador el martes del paso de Sandy por la costa este de Estados Unidos, que luchaba para recuperarse de la monstruosa tormenta.

El presidente Barack Obama reunió a su comité de crisis y canceló los eventos previstos el miércoles, una semana antes de las elecciones, para quedarse en Washington y coordinar la respuesta al huracán, dijo su portavoz.

Obama había sido informado “durante toda la noche” sobre la evolución de Sandy y en contacto con autoridades de Nueva York y Nueva Jersey, dos de los estados más afectados por la tormenta, según un funcionario de la Casa Blanca.

Connecticut, Nueva York, Nueva Jersey, Maryland, Pensilvania, Virginia y Carolina del Norte informaron muertes relacionadas con el paso de Sandy, mientras que en Toronto, Canadá, la policía dijo que una mujer falleció al ser alcanzada por un objeto que se desprendió a raíz de la tormenta.

Solo en Nueva York se registraron al menos 15 víctimas mortales, anunció el gobernador del estado, Andrew Como.

Estas víctimas se suman a los 67 muertos que había dejado Sandy a su paso por el Caribe.

Los devastadores daños materiales de Sandy, que tocó tierra en la noche del lunes en Atlantic City (Nueva Jersey) como ciclón postropical y vientos de hasta 150 km/hora, comenzaban a precisarse.

La supertormenta azotó la densamente poblada región del este de Estados Unidos, inundando buena parte de las zonas bajas de Manhattan, paralizando el transporte público en muchas ciudades y dejando sin electricidad a millones de personas.

El martes, más de ocho millones de viviendas estaban sin electricidad en 18 estados del noreste de Estados Unidos y en la capital, Washington, anunció el departamento de Energía.

El estado más afectado era Nueva Jersey con 2,5 millones de hogares sin energía eléctrica.

De su lado, Nueva York luchaba para superar los daños provocados por Sandy, que obligará a la ciudad a pasar varios días sin su vital servicio de metro y sin electricidad en decenas de miles de hogares.

Todo el servicio de transporte público neoyorquino está suspendido desde el domingo por la noche antes de la llegada del huracán, paralizando a una ciudad de 8,2 millones de habitantes.

Según el alcalde Michael Bloomberg, esta tormenta fue “quizás la peor” experimentada por Nueva York en su historia y provocó “extensos daños que no serán reparados de la noche a la mañana”, entre ellos 80 casas quemadas en un solo incendio.

Tras despertar como una ciudad fantasma, Nueva York recuperó algo de su actividad con el correr de las horas, con un tráfico más fluído y más tiendas abiertas en el centro de Manhattan, constató la AFP.

La parte más afectada era al sur de Manhattan, a partir de la calle 40, donde unos 200.000 hogares no tenían electricidad, una situación que debería continuar durante varios días.

Bloomberg afirmó el martes que llevaría tiempo para que el metro vuelva a funcionar ya que el agua del mar se infiltró en los pasillos y túneles, superando en algunas ocasiones el nivel de los andenes.

Por otra parte, tres puentes de Nueva York que unen Manhattan con Brooklyn (sureste) fueron reabiertos el martes por la mañana.

La Bolsa de Nueva York, cerrada desde el lunes, reanudará sus actividades el miércoles. En cambio, las escuelas volverán a estar cerradas.