Un tribunal guatemalteco inició este jueves el juicio contra el ex jefe policial Pedro García Arredondo, acusado de la desaparición forzada del estudiante universitario Edgar Sáenz Calito, ocurrido en 1981, constató un periodista de la AFP.

García, de 68 años, enfrenta cargos por los delitos de desaparición forzada e incumplimiento de deberes contra la humanidad que le imputa la Fiscalía, dijo al inicio del proceso la presidenta del tribunal, Jazmín Barrios.

García, quien fue capturado el 24 de julio de 2011, se negó a declarar en el inicio del juicio.

En el primer testimonio rendido en la audiencia, un ex agente del Comando Seis que dirigía García Arredondo, Alvaro Ventura, confirmó que Sáenz Calito fue capturado el 4 de marzo de 1981.

El testigo dijo que Sáenz fue capturado por llevar propaganda subversiva de la Organización del Pueblo en Armas (ORPA), uno de los brazos armados de la guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).

Además, aceptó que en la sede de ese cuerpo policial los detenidos eran sometidos a interrogatorios por investigadores que designaba García.

La esposa de Saénz, Irma Ramírez, destacó que su esposo permaneció detenido hasta el 9 de junio de 1981, cuando fue liberado por falta de pruebas, pero el mismo día fue secuestrado por cuatro hombres armados en las cercanías del Comando Seis.

“Tenía como cinco o siete minutos de haber salido cuando se lo llevaron. A mí me inmovilizaron, a mi suegro (Rafael Saénz) y a mi cuñada (Miriam) los golpearon con las cachas de las pistolas”, dijo Ramírez.

Según las pesquisas de la Fiscalía, el exjefe policial planificó y coordinó la captura y desaparición del universitario, cuyo paradero se desconoce hasta ahora.

El juicio por la desaparición del estudiante es el primero que enfrenta García, quien también será enjuiciado por su presunta participación en el incendio de la embajada de España, el 31 de enero de 1980, en el que murieron 37 personas.

La desaparición de Saénz Calito se dio en el marco de la guerra interna que vivió Guatemala durante 36 años (1960-1996), que dejó unas 200.000 víctimas, entre muertos y desaparecidos, según un informe auspiciado por Naciones Unidas.