En plena cosecha, la industria vitivinícola de nuestro país, una de las diez más importantes del mundo, prevé aumentar su producción de vinos este año y mira expectante los efectos sobre el sabor, color y aroma que les impondrá un extendida sequía, según enólogos.

Más de 300 viñas se han instalado en el valle central, una zona de marcadas estaciones climáticas y muy pocas plagas, que le otorgan a las uvas un gran potencial aromático y le han permitido a Chile ubicarse como un actor relevante en la industria mundial del vino.

“Chile es un lugar único en el mundo para la viticultura, un lugar donde además de las temperaturas existen muy pocas plagas que afecten al viñedo”, dijo a la AFP Miguel Torres, director en Chile de la centenaria viña española que lleva su nombre, el de su abuelo y el de su padre, quienes se instalaron en los campos chilenos en 1979.

La viña Miguel Torres, dedicada a elaborar vinos ‘Premium’, comenzó a fines de marzo su vendimia 2012.

En otras viñas, el proceso de recolección se inició a fines de febrero y se extiende en algunos viñedos hasta fines de mayo. Al final de la vendimia, la industria espera aumentar la cosecha de uvas respecto a la del año pasado, que acusó un baja del 15% afectada por la sequía.

Esta temporada, una sequía aún más profunda volvió a golpear a las principales zonas vitivinícolas de Chile, dificultando el riego de los campos o ‘parrones’ de uvas.

La falta de lluvias, sumada a un intenso calor impactará en el calor, color y aroma de los vinos que serán producidos en base a estas cosechas, en una medida que podrá dimensionarse en uno a tres años más cuando comiencen a estar listos los vinos.

“La sequía influye más hacia la parte del desarrollo de madurez de las frutas. Uno de estos problemas es lo que llamamos el ‘golpe de sol’, cuando hay uvas que están sometidas a radiación directa del sol tienden a ponerse un poco cafés, un poco marrones, y eso influye en los aromas”, explicó a la AFP el español Fernando Almeda, jefe de enólogos de la viña Miguel Torres.

“La falta de agua aumentará la calidad y la concentración de aromas del vino”, añadió Almeda.

En contrapartida, la última sequía provocó una menor presencia de plagas en los viñedos, lo que posibilitó un aumento de la recoleción prevista para este año.

“Las ventajas es que las uvas están llegando con muy buena sanidad, sin ningún tipo de problemas sanitarios. El año pasado ya tuvimos una cosecha bastante corta en producción y este año yo creo que va a ser mejor que el año pasado”, explicó Almeda.

“El 2011 y el 2012 presentaron condiciones cálidas, lo cual permitirá una perfecta madurez de uvas y una producción levemente mayor para este año”, adelantó de su lado a la AFP Massimo Leonori, sommelier de la viña Concha y Toro, la mayor productora de vinos de Chile, con 33% del total del mercado.

Se espera que las variedades blancas producidas en Chile, como el Chardonnay, Sauvignon Blanc y Gewürztraminer, tengan una mayor producción que el año pasado, “con vinos ligeramente menos frescos, con menor acidez total, mayor graduación alcohólica y menor intensidad aromática”, explicó Almeda.

En cuanto a los tintos, habrá diferencias en la producción. Las viñas secanas (regadas sólo con aguas de lluvias) presentarán este año una baja producción como sucedió en 2011 debido a que está apareciendo un porcentaje importante de “uvas pasificadas, lo que va en detrimento de la calidad”. Los viñedos de riego mantendrán su producción, según Almeda.

Chile se ha colocado en los últimos 30 años entre los más importantes productores de vino con un 3,4% de la oferta mundial, y encabeza la lista de los denominados países del ‘nuevo mundo’ de la industria vitivinícola, que incluye a Australia, Argentina, Estados Unidos y Sudáfrica.

En 2011, Chile se ubicó como el octavo exportador mundial tras superar los mil millones de litros, con ventas de 664 miles de millones de litros de vino y 473 millones de botellas. Sus principales mercados son Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá.

Entre los vinos tintos chilenos se destacan el Cabernet Sauvignon, el Merlot, y el Carmenere. Esta última cepa es considerada ‘la cara del vino chileno’ ya que sólo crece en Chile, donde no está afectada por una plaga conocida como ‘filoxera’, redescubierta en 1994 tras desaparecer de Europa en 1867.

Francia, Italia y España, líderes de la producción y venta de vino, controlan el 54% de la oferta mundial.