Un destino similar al bullado caso del sacerdote Francisco Karadima, a quien se le encontró culpable de los cargos de abuso sexual pero no fue condenado al aplicarse la prescripción del delito, podría ocurrir con las denuncias en contra del cura belga Alfonso Gielis, indagado por ultrajes sexuales a niños pehuenches.

La ministra en visita Jéssica González acreditó las acusaciones en contra de Karadima, que dirigía la parroquia El Bosque, pero también lo sobreseyó por haber prescrito el delito al transcurrir más de cinco años de sucedidos los hechos.

Una situación similar podría ocurrir en el caso del sacerdote Gielis ya que los hechos denunciados en Bélgica datan de 1992, época en que un grupo de pehuenches de un hogar indígena lo acusó ante la justicia chilena.

Hay que tener en cuenta que la actual indagatoria que lleva adelante la Policía de Investigaciones es efectuada a instancias de la justicia del país europeo, debido a que en Chile el caso fue sobreseído por “falta de antecedentes”.

Sin embargo, en ese país también se aplica la prescripción de la pena, pese a que el sacerdote pueda ser encontrado culpable, debido a que los delitos expiran al cabo de cinco años desde que el denunciante cumplió la mayoría de edad.

No obstante, según abogados expertos en derecho infantil, en este caso existe la posibilidad que los afectados sigan el caso en los tribunales internacionales debido a que en la dictamen judicial en Chile hubo flagrantes violaciones al debido proceso.

Esto, debido a que aunque el religioso admitió los abusos sexuales a los menores, el magistrado de la época decidió cerrar la indagatoria.

A ello se suma que la Iglesia Católica también guardó silencio ante las denuncias que se venían arrastrando hace varios años en que sólo trasladó a Gielis a otra parroquia en la capital.