Los ministros de Defensa de la OTAN, reunidos este jueves en Bruselas, quieren mantener las operaciones en Libia hasta que terminen los combates entre civiles, pero el ritmo de los ataques aéreos de la Alianza Atlántica ha disminuido en las últimas semanas.

Seis meses después de su lanzamiento, la misión en Libia se “acerca a su fin”, reiteró Anders Fogh Rasmussen, el secretario general de la OTAN, al dirigirse a los ministros reunidos desde el miércoles en Bruselas.

Sin embargo, no dio una fecha precisa de retirada. “Es una cuestión de semanas”, indicó un diplomático.

La estrategia de la Alianza se concentra sobre todo en Sirte, donde las tropas del nuevo gobierno del Consejo Nacional de Transición (CNT) libran una encarnizada batalla contra las fuerzas leales a Muamar Gadafi, concentradas en el centro de la ciudad.

“Sirte es extremadamente simbólica”, dijo este jueves el ministro francés de Defensa, Gerard Longuet.

Pero las fuerzas de la OTAN no pueden hacer mucho ante la ausencia de soldados en el lugar. “Los ataques aéreos no son la herramienta adecuada” en una zona urbana, explicó un responsable militar.

Por este motivo la OTAN no ha lanzado ningún ataque en estos últimos días contra Sirte o sus alrededores y se ha limitado a sobrevuelos de control, según un comunicado de la Alianza.

“Incluso aunque no hay ataques, el hecho de que continuemos los vuelos tiene un impacto psicológico sobre las partes”, señaló un diplomático.

El miércoles, la OTAN realizó ocho ataques, todos contra objetivos en los alrededores de Bani Walid, un immenso oasis de 170 km en el sudeste, que continúa siendo uno de los focos de resistencia de las fuerzas fieles al coronel derrocado.

El secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, dijo en Bruselas que los combates terrestres continúan siendo demasiado intensos para pensar en una retirada de la OTAN.

Rasmussen subrayó que la decisión de poner fin a la misión será tomada en forma conjunta con la ONU y el CNT.

“Vamos a examinar con atención la situación y, en particular, la capacidad del CNT de proteger de forma eficaz a la población civil”, explicó.

“Sería un fracaso enorme para nosotros partir y que, al día siguiente, hubiera una masacre”, destacó.

Según responsables de la Alianza, la OTAN prevé seguir vigilando el espacio aéreo y marítimo durante dos semanas una vez que culminen los ataques, dijeron responsables.

Rasmussen reiteró que el fin del operativo “no estaba ligado a la suerte de Gadafi”, quien sigue prófugo y podría estar en el sur de Libia.

“La desaparición de Gadafi de la escena es importante pero no suficiente”, estimó Longuet.

Además de Libia, los ministros de 28 países de la OTAN debatieron el jueves la situación de Afganistán, diez años después del fin del conflicto.

Rasmussen expresó públicamente su optimismo pese a los recientes mortíferos atentados atribuidos a los talibanes.

“La transición está en el camino correcto”, dijo.

Los países que participan en esa guerra, en una misión encabezada por Estados Unidos, iniciaron lentamente la retirada de sus tropas.