Rock in Rio, el mayor festival de música del mundo, cierra este domingo una edición de lujo que marcó su regreso al escenario original después de diez años y sirvió para tomarle el pulso a los anfitriones del próximo Mundial de Fútbol y de los Juegos Olímpicos de 2016.

La banda estadounidense Guns N’ Roses sellará la madrugada del lunes siete días de espectáculos que encumbraron a Rio de Janeiro como la capital de la música. Sus organizadores anunciaron una nueva edición en esa ciudad para 2013, un año antes de la Copa del Mundo.

“Cuando las personas discuten sobre la temperatura de las hamburguesas es porque el resto de la organización estuvo muy bien”, afirmó el alcalde de Rio de Janeiro, Eduardo Paes, ilustrando su satisfacción con la logística.

Fue una maratón de casi 100 horas de acordes, estribillos y show de luces a la que asistieron en total unas 700.000 personas, que se congregaron en ‘Cidade do Rock’, un complejo construido especialmente para el festival, con montaña rusa, una rueda gigante, tiendas, restaurantes y un hotel.

Sobre esa área de 150.000 m2 se levantará la villa olímpica para los Juegos de 2016.

En la edición que termina, Rock in Rio ofreció un variado menú para todos los gustos: desde la colombiana Shakira, pasando por el uruguayo Jorge Drexler y la banda mexicana Maná, hasta Red Hot Chilli Peppers, Jamiroquai, Metallica, Lenny Kravitz, System of a Down, Evanescence, Elthon John, Motorhead o Coldplay, entre otros.

También “somos el mayor festival del mundo en las redes sociales, con 4,5 millones de fans y once millones de visitantes” que accedieron a la página oficial, dijo su fundador y presidente, Roberto Medina, en conferencia de prensa.

Más allá del espectáculo, el festival fue un termómetro para Rio de Janeiro, la ciudad que de aquí hasta 2016 estará en boca del mundo por ser la anfitriona de los mayores eventos deportivos del planeta, sin contar con las Jornadas Mundiales de la Juventud que encabezará el papa Benedicto XVI en 2013.

Para la prensa, este “primer test” para la ciudad dejó al descubierto problemas de seguridad y de transporte público, principalmente.

“Hubo embotellamientos, fallas en el sistema de ómnibus y robos, muchos robos”, escribió el diario O Globo de Rio.

En ese sentido, señaló que durante el primer fin de semana del evento, cuando asistieron unas 300.000 personas, se produjeron más de 400 casos de robo dentro o en los alrededores de la ‘Cidade do Rock’.

“La organización de eventos como este es un aprendizaje permanente para nosotros. Los errores y aciertos servirán para mejorar” de cara los próximos certámenes, declaró el alcalde Paes.

La autoridad reconoció que “es necesario que el transporte colectivo funcione mejor” y prometió continuar con las inversiones que garanticen que para 2013 estén operativos los buses rápidos y nuevas líneas de metro.

En 2008, las autoridades iniciaron una carrera contrarreloj para “pacificar” la ciudad antes de la Copa del Mundo. La estrategia incluye la ocupación policial y militar de favelas que durante décadas estuvieron bajo la influencia de los delincuentes.

Asimismo, trabajan para poner a punto sus centros deportivos, sistema de transporte y hotelero con miras a recibir a cientos de miles de turistas.

Sólo durante los 15 días de festival, la ciudad acogió a unos 315.000 visitantes, el 20% de ellos extranjeros, según datos de la organización publicados por la prensa.