A un mes exacto de la segunda vuelta presidencial en Perú, el izquierdista Ollanta Humala y la derechista Keiko Fujimori se encuentran en una situación de empate técnico, según la más reciente encuesta, en medio de una contienda incierta y cada vez más polarizada.

Humala y Fujimori desarrollan una agotadora campaña que culminará el 5 de junio cuando se elija al sucesor del presidente Alan García, en medio de lo que diversos analistas perciben como una etapa de peligrosa de confrontación política.

La más reciente encuesta de la firma Ipsos-Apoyo, conocida el miércoles, asigna una ventaja de un punto a Humala (39%), un ex militar nacionalista de 48 años, sobre Keiko Fujimori (38%), de 35 años, congresista e hija del condenado ex presidente Alberto Fujimori, lo que configura un empate técnico.

La distancia, según el sondeo, se ha acortado entre los aspirantes presidenciales ya que en una anterior encuesta de la misma empresa, del 24 de abril, Humala tenía una ventaja de seis puntos, 42% frente a 36% de su rival.

Alfredo Torres, directivo de Apoyo, estimó que “más del 40% de quienes votaron por los candidatos derrotados en primera vuelta, Pedro Pablo Kuczynski, Alejandro Toledo y Luis Castañeda (centristas) se están inclinando por Fujimori; se está dando un tránsito de algunas personas que pensaban votar por Humala y ahora piensan votar en blanco o están indecisas”.

Fujimori comentó que recibía el sondeo con “alegría pero con prudencia”, mientras Humala anotó que “así son las competencias”, reiterando su posición de que no se obsesiona con los sondeos.

Perú se ha polarizado entre los dos candidatos estimando que ambos representan peligros potenciales: Humala, en el campo económico, si cambia un modelo que ha permitido que el país sea el de mayor crecimiento de América Latina en los últimos 10 años.

En el caso de Keiko, los temores pasan por la posibilidad de que si gana salgan de la cárcel su padre y decenas de dirigentes que lo apoyaron durante su gobierno (1990-2000) y que fueron condenados por violaciones a los DDHH y corrupción.

“Hay un proceso de polarización que se está desencadenando y que es probable que adquiera mucha virulencia sobre todo por lo parejo que van los candidatos debido a la falta de tradición de diálogo en el país”, opinó a la AFP el sociólogo Gonzalo Portocarrero, de la Universidad Católica.

Portocarrero recomendó “no caer en el fetichismo de las encuestas”, aunque tampoco ignoró “la enorme influencia que ellas tienen en las decisiones de los ciudadanos.

Hizo notar que tras la primera vuelta, el 10 de abril, “lo que ha prevalecido son posiciones autoritarias” representadas por Humala y Fujimori, que “se han caracterizado más por imposición que por diálogo” y que representan “dos variedades de la misma expectativa autoritaria”.

“Keiko es el gobierno fuerte, mafioso y clientelista, que tiende hacia la desmovilización social mediante la multiplicación de concesiones puntuales. Y Humala es también el gobierno fuerte, que en función de imponer un plan redistributivo, pretende hacerse más fuerte”, observó.

Para Portocarrero esta situación revela que la mayoría de peruanos tiene internalizado un modelo de autoridad “fuerte pero justa y benevolente” y que también define también como “el mito del ‘buen déspota’ que tanto seduce”.

Para el analista Augusto Alvarez, entretanto, se prevé “el recrudecimiento de una guerra sucia en que no puede descartarse la aparición de audios chuponeados (llamadas telefónicas interceptadas ilegalmente) y hasta wikileaks especialmente seleccionados para la ocasión”.