La muerte de Rodrigo Cisterna cambió la visión sobre la sacrificada labor de los trabajadores forestales. Así lo indicaron dirigentes sindicales que participaron en la conmemoración del cuarto aniversario del fallecimiento del obrero, quien fue acribillado por Carabineros en el acceso norte de la planta Horcones de Celulosa Arauco.

Sencilla y emotiva fue la ceremonia recordatoria por la violenta muerte de Rodrigo Cisterna Fernández, un operario de camiones, subcontratado por Celulosa Arauco, quien en medio de una encendida manifestación por reivindicaciones salariales, recibió una ráfaga de disparos de Carabineros, a quienes atacó con un montacargas.

En el mismo lugar del sangriento episodio, que registró la muerte de un trabajador en plena huelga luego de cien años en la historia de Chile, se reunieron familiares y diversos dirigentes sindicales.

La viuda Evelyn Sanhueza, de 27 años, llegó con su hijo de 10, resaltando que jamás recibió pensión alguna de nadie, ni casa, ni beca, como se le prometió.

La madre del trabajador asesinado, Lina Fernández, recordó que su hijo luchó porque recibía un sueldo miserable.

Para el presidente de Usinfa, Mario Bravo, ante el papel jugado por la Justicia Militar, que no arrojó condenados, lo que resta es esperar justicia a través de la Corte Interamericana, ante la cual ya se presentó el caso al año pasado.

La indemnización sería para la viuda y su hijo, además de los heridos, ya que hubo quienes recibieron balazos de Carabineros, como un trabajador que perdió un ojo.

Jorge González, de la Confederación de Trabajadores Forestales, sostuvo que desde entonces se valora al trabajador forestal.

Los asistentes esperan que para el quinto aniversario algo haya avanzado.