La esposa del minero Edison Peña, Angélica Álvarez, recordó este martes el accidente que hizo que Gino Cortés perdiera parte de su pierna izquierda en julio pasado, mientras trabajaba al interior del yacimiento San José, afirmando que fue un llamado no atendido, previo al derrumbe que dejó a los 33 operarios del pique atrapados el 5 de agosto.

“Ese fue un llamado de atención que no fue atendido y que podría haber evitado la tragedia posterior”, manifestó Angélica, madre de una pequeña que la acompaña en la carpa a la espera del jefe de hogar.

La mujer se sumó a la opinión mayoritaria de los familiares de los trabajadores atrapados que no quisieran que ninguno de los 33 vuelva a la mina, “menos a la empresa San Esteban”, recalcó la esposa de Peña en un diálogo con el diputado del Partido Comunista (PC), Lautaro Carmona.

El legislador por Copiapó también se entrevistó en la carpa improvisada donde están instalados los suegros, la esposa y la pequeña hija de Carlos Mamani, el único ciudadano boliviano que trabajaba en la mina accidentada.

Carmona planteó que “la minería no es cualquier producción, es la más importante de Chile”, enfatizando que “debemos crear las mejores condiciones, para eso yo he presentado un proyecto de acuerdo en la Cámara de Diputados para ratificar como país el Convenio 176 de la OIT sobre salud y seguridad minera. Creo que es incluso el gran aporte que, en algún sentido hacen también los 33 mineros y espero que no se pierda y sea tomado en cuenta”.

“Durante más de dos meses, un país entero se ha puesto a conocer y estudiar el valor y el temple de los mineros en la adversidad. Lo menos que la sociedad chilena puede hacer es garantizarles, en todo lo que se pueda, las mejores condiciones laborales”, argumentó el diputado de oposición.