El presidente, el primer ministro y el jefe del Estado Mayor de Turquía acordaron este jueves resolver en un “marco constitucional” la crisis desatada por la detención de militares acusados de haber conspirado en 2003 para derrocar el gobierno islamo-conservador.

Ante una crisis que se anquilosa, el jefe del Estado Abdula Gül recibió al primer ministro Recep Tayip Erdogan y al jefe del Estado Mayor, general Ilker Basbug, para hablar de la redada del lunes que se saldó con la detención de 49 militares, en activo o jubilados.

Gül se reúne por separado los jueves con Erdogan y Basbug, pero esta vez los convocó juntos.

“Se recalcó que los ciudadanos deben convencerse de que los asuntos de actualidad se resolverán dentro de un marco constitucional y en virtud de las leyes”, explica un comunicado difundido después de tres horas de reunión.

Los tres hombres “subrayaron la necesidad para todos de actuar con responsabilidad para no debilitar las instituciones (civiles y militares) durante este proceso”, añade.

Según Erdogan la reunión con el jefe del Estado Mayor “transcurrió muy bien”.

No obstante, algunos observadores estiman que los vagos términos empleados en el comunicado dejan pensar que las tensiones entre la jerarquía militar, uno de los pilares del régimen laico, y el gobierno no parecen haber quedado atrás a pesar de los signos de aplacamiento.

“La crisis fue superada por el momento, pero como se trata de un problema sistémico, una nueva crisis podría surgir por otra razón”, estimó Soli Ozel, de la Universidad Bilgi de Estambul, para quien “el papel del ejército se está redefiniendo”.

Los arrestos del lunes atizaron las divisiones entre los partidarios del Gobierno y el campo laico.

Y la ofensiva judicial se acentuó el miércoles por la noche cuando un tribunal de Estambul decidió inculpar y encarcelar a ocho oficiales, dos de ellos generales en retiro, según los medios de comunicación.

Con ellos se eleva a 20 el número de oficiales superiores inculpados. El tribunal decidió liberar a una docena de sospechosos.

Las detenciones más llamativas fueron las del ex jefe de la Aeronáutica, Ibrahim Firtina, la de Ozden Ornek, ex comandante de la Marina, y la del antiguo número dos del Estado Mayor conjunto, Ergin Saygun. Los tres fueron trasladados el jueves al palacio de Justicia para prestar declaración ante los fiscales.

El procedimiento judicial se puso en marcha en el marco de las investigaciones emprendidas hace tres años por la fiscalía de Estambul sobre presuntas conspiraciones para derrocar al Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, procedente de los círculos islamistas), en el poder desde 2002.

Las primeras informaciones sobre el plan que se remonta a 2003 aparecieron en enero en un diario que apuntaba su dedo acusador contra el ejército.

Las fuerzas armadas lo negaron y denunciaron una campaña denigratoria absurda y montada a partir de un guión de estrategia militar: abatir un caza turco, acusar a la aviación griega y colocar bombas en las mezquitas de Estambul para intentar justificar un golpe de Estado.

El supuesto cerebro, el general jubilado Cetin Dogan, figura entre los detenidos.

El ejército, que derrocó cuatro gobiernos desde 1960, era considerado otrora como una institución intocable pero su credibilidad se desgastó durante el gobierno del AKP debido a una serie de investigaciones por conspiración.

Algunas voces afirman sin embargo que el AKP orquesta estas operaciones para debilitar a los militares y la Constitución laica, con el objetivo subrepticio de islamizar Turquía.

El jefe del Estado Mayor declaró recientemente que la época de los golpes de Estado había pasado a la historia en un país que aspira a integrarse en la Unión Europea.

Pero bajo presión de la UE, el AKP, que desconfía de los generales y a punto estuvo de ser prohibido en 2008 por actividades antilaicas, redujo el poder del ejército y reforzó el de las autoridades civiles.